Prefiero mis relatos. Son más sangrientos.
Te propongo mi versión:
Sanctus se levantó esa mañana con un aire diferente. En cuanto su mente se despejó de los habituales y pegajosos sueños que venía sufriendo en el último mes, fue capaz de recapacitar sobre su ya meditado plan.
Quedó con la princesa al atardecer; una buena cafetería enana donde se respiraba tranquilidad, donde era posible un diálogo tranquilo sin que varios gnolls se subieran a tu espalda.
Sanctus partió en su transporte público, el cual impidió que llegara a la hora acordada. Al llegar a la parada corrió hacia su destino sin poder parar de pensar en el momento en que desenfundara su espada frente a la princesa.
Tras veinte minutos de retraso llegó al lugar con sus axilas élficas manchadas de sudor. Los ojos de la princesa no podían separarse de tal aberración.
- <respiración forzada> "afff afff Hola Milady"
- "Hola
En aquella frase no cabía más amor, era el nirvana en su misma esencia.
Bebieron un poco de cerveza enana, que la princesa pagó cortesmente, y salieron a dar una vuelta por el matadero de trolls.
- "Milady, habéis de saber que me gusta mucho, y que no me atrevia a decirselo por miedo a perderla"
- "Necesito tiempo"
- "Yo la esperaré hasta el fin de los días"
- "No lo has entendido, te quiero como amigo"
FIN
Versión extendida:
Tras oir las exabruptas palabras de la princesa, Sanctus tomó una rama de arbol cercana y la hundió en el abdomen de la princesa.
Un chorro de sangre comenzó a emanar y salpicó la cara del agresor, que sonreia cual niño recibiendo su regalo de cumpleaños.
Introdujo una mano en el recién formado orificio, y palpó las entrañas de la princesa hasta dar con una extensa cuerda, que resultaron ser los intestinos.
Un tirón sin reparos mientras observaba la descompuesta y babeante cara de la princesa sirvió para calmar parte de la sed de venganza de Sanctus.
Tiró y tiró hasta que una masa deforme, que presuponía era el estomago, hizo tope contra el pequeño orificio. Entonces fue cuando prendió fuego a la ropa de la princesa y comenzó a copular con el cuerpo tiritante en llamas. Todo eso mientras se alimentaba de sus visceras.
FIN