Trabajadores del metal abroncan a los sindicatos en el Primero de Mayo
Miles de personas se movilizaron en Vigo en las tres manifestaciones centrales y una contramanifestación
Doscientos trabajadores de una plataforma del metal se encararon con dirigentes sindicales de Comisiones Obreras, UGT y la CIG en Vigo interrumpiendo la marcha de las manifestaciones de estos sindicatos por el Primero de Mayo a su paso por la farola de Urzaiz. «Que no, que no, que no nos representan», clamaron. Un portavoz de estos trabajadores, José Calvar, ha explicado que la concentración es una forma de mostrar su desacuerdo con el convenio firmado que «solo beneficia a la patronal». «Nos sentimos traicionados con el acuerdo, por unos sindicatos subvencionados para contener a la gente y que no salga a la calle. Han vendido a los obreros», ha sentenciado. Los obreros del metal descontentos, entre los que había enlaces de los tres sindicatos que discrepan de la línea oficial de las centrales, interrumpieron algunos minutos la marcha de los manifestantes cortándoles el paso. Las protestas no se hicieron durante el desfile de los miembros de la CUT y la CGT porque no han participado en la negociación del acuerdo que tiene que entrar en vigor los próximos días. Y es que el cabreo es monumental entre los trabajador eventuales del metal porque han perdido 90 euros mensuales por la firma del convenio colectivo.«Estos 90 euros los recibíamos por indemnización de eventualidad cada mes y con el nuevo convenio dejamos de cobrarlos. Nos los tienen que pagar teóricamente al final del contrato, pero luego los empresarios no lo hacen», señaló otro miembros del colectivo que prefirió no identificarse. Explicó que «antes el convenio del metal se sometía a votación en las empresas y esta vez no ha sido así». El secretario general de Comisiones Obreras, Ramón Sarmiento, recogió el recado.«Lo que ha pasado no es casualidad», dijo Sarmiento que se juega en las próximas semana su reelección al frente del sindicato en Galicia frente a la antigua secretaria local de Vigo, Amelia Pérez. Sarmiento hizo un llamamiento a la unión y arremetió contra los planes que se manejan en Vigo con el próximo Plan Xeral de Ordenación Municipal para presumiblemente recalificar terrenos y naves abandonadas que pertenecen a los astilleros y a otras industrias y hacerlos residenciales. Sarmiento arengó a los participantes enfatizando: «Estades rodeados de especuladores que están desexando que pechen os estaleiro». Y les apeló a defender el naval y la industria con más movilizaciones.
Vigo acogió todas las manifestaciones centrales de los sindicatos. En las de UGT y Comisiones Obreras participaron unas 5.000 personas, en la de la CIG, 4.000 y en la de la Central Unitaria de Traballadores (CUT), la CGT y otros colectivos asistieron unas 1.500 personas. No obstante, desde Comisiones Obreras hicieron un calculo de más de 40.000 asistentes en su manifestación conjunta, una cifra que dividieron por diez otras fuentes del sindicato .
Aunque todos los manifestantes llevaba mascarilla, las protestas se iniciaron con separación en cinco columnas pero luego discurrieron sin guardar las distancias de seguridad en muchos casos ante la pasividad de la Policía, que tampoco acalló gritos como «a la patronal, con amonal» o «hay que quemar as sedes do PP», que profirieron algunos exaltados radicales. Los agentes dijeron que no habían oído nada y el concejal de Marea de Vigo, Rubén Pérez, que sí los escuchó condenó estos comportamientos aislados que dan alas a la extrema derecha.
El secretario general de UGT, José Antonio Gómez, exigió la derogación de la reforma laboral del PP, lo mismo que el secretario local de Vigo, Eugenio Fontanes. Ambos piensan que «ahora toca cumplir» y que el Gobierno tiene que subir el salario mínimo «a mil euros» y realizar reformas fiscales subiendo los impuestos a los más ricos para garantizar las prestación de los servicios públicos y las pensiones. A diferencia de otros años en el Primero de Mayo, al alcalde de Vigo, Abel Caballero, no se le vio en las manifestaciones obreras. Sí estuvieron algunos de sus concejales y el secretario general de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, que dijo que participaba en la protesta porque «hai que defender os dereitos sociais e evitar a exclusión social tras a pandemia».
Los sindicatos del Concello asociaron la ausencia de Abel Caballero con el tono reivindicativo de los trabajadores municipales que llevaban un megáfono por el que emitían como un mantra: «Abel Ramón, fora da manifestación». El presidente del comité Pergentino Martínez, señaló que nunca se ha dado una situación en el Concello de Vigo como la actual, con un enfrentamiento enconado de los trabajadores con el gobierno municipal por no atender sus reivindicaciones« e incluso prohibir una asamblea» . La nueva secretaria local de Comisiones Obreras de Vigo, Montse Carrera, destacó el papel de la mujer durante la pandemia.«Estivemos diante» dijo sobre el rol desempeñado por tantas profesionales sanitarias, sociales y cuidadoras.
El secretario xeral de la CIG, Paulo Carril, criticó la «desertización industrial que está a sufrir Galiza» y culpó de ellas a la Xunta a la que acusó también de «querer facer de Galiza un eucaliptal e un parque eólico . También atacó al Gobierno por su política de«centralismo madrileño» El responsable de la CUT, Ricardo Castro, que fue uno de los más madrugadores, señaló que «imos a recuperar a rúa despois de que moitos aproveiten a pandemia para precarizar ao traballadores». El lema de este sindicato que se manifestó conjuntamente con la Asamblea Republicana, el Sindicato Ferroviario, el de Traballadores do Ensino (STEG) y otros colectivos fue rotundo: A verdadeira pandemia é o capitalismo.
Mientras ayer los comedores de marisco se daban su paseillo anual, los currelas de verdad y los sindicatos de verdad iban a comentarle cuatro cosas a los sindicalistos. Por otra parte, en Madrid, 7 ministros de un gobierno que ha MENTIDO, USADO y JODIDO a los trabajadores del país van de la mano con sus comedores de marisco profesionales a manifestarse...¿para qué? ¿para sentirse bien con ellos mismos y decir que "uuh, semos la izquierda"?. No hay sindicalismo en la política, no hay sindicalismo en el gobierno. El sindicalismo es en los centros laborales y en las calles, el político no es tu amigo, es tu enemigo. Y quienes lo apoyan y defiende, también, por cómplices.
La fiesta de los payasos