SOCIAL es LAICOS al revés - Piezas sobre ciencia política, filosofía, comunicación, etc

Lexor

#149 izquierda caniche xddd
Si no fueran peligrosos serian graciosos

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-OnE-

John Gray:

Why this crisis is a turning point in history

The era of peak globalisation is over. For those of us not on the front line, clearing the mind and thinking how to live in an altered world is the task at hand.

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Don_Verde

Buenas a todos, hoy traigo tocho gordo del tito Bakunin, al respecto de la libertad y la igualdad, términos bastante debatidos y difusos, pero que su visión siempre me ha parecido certera.

https://www.portaloaca.com/pensamiento-libertario/textos-sobre-anarquismo/10042-libertad-e-igualdad-mijail-bakunin.html

Libertad e igualdad - Mijaíl Bakunin

El siguiente texto, disponible por primera vez en internet, corresponde al capítulo titulado Libertad e igualdad del libro Escritos de Filosofía Política II, Mijaíl Bakunin. Se han omitido las fuentes bibliográficas incluidas en el formato papel. Las negritas tipo subtítulo corresponden al compilador, Gregori Maximoff, y el desarrollo a Mijaíl Bakunin. Con este texto iniciamos la transcripción del Tomo II, obra imprescindible para comprender el pensamiento y práctica política en Mijaíl Bakunin. Nota explicativa incluida en la edición papel, Altaya 1995: “Maximoff preparó el texto original de este volumen en ruso, y extrajo principalmente los textos seleccionados de la primera edición rusa de las obras escogidas de Bakunin, de la que aparecieron cinco volúmenes entre 1919 y 1922; pero también recurrió a la edición alemana (1921-1924), y a unos pocos panfletos y revistas.” (N&A)

Leyes naturales y leyes hechas por el hombre.

El hombre nunca puede ser absolutamente libre en relación con las leyes naturales y sociales.

¿Qué es la libertad? ¿Qué es la esclavitud? ¿Consiste la libertad del hombre en una rebelión contra todas las leyes? Diremos No, en tanto que esas leyes sean naturales, económicas y sociales; no impuestas autoritariamente, sino inmanentes a las cosas, las relaciones y las situaciones cuyo desarrollo natural es expresado por esas leyes. Diremos Sí cuando son leyes políticas y jurídicas, impuestas por el hombre sobre el hombre: sea violentamente por el derecho de la fuerza; sea por el engaño y la hipocresía, en nombre de la religión o de cualquier doctrina; o, finalmente, por la fuerza de la ficción, de la mentira democrática llamada sufragio universal.

El hombre no pude rebelarse contra la Naturaleza ni escapar de ella.

No es posible la rebelión del hombre contra las leyes de la Naturaleza, por la simple razón de que el hombre mismo es un producto de la Naturaleza y sólo existe en virtud de esas leyes. Una rebelión por su parte sería… un empeño ridículo, una rebelión contra sí mismo, un verdadero suicidio. El hombre que ha tomado la determinación de destruirse, e incluso lleva a cabo tal designio actúa otra vez de acuerdo con esas mismas leyes naturales, de las que nada puede eximirle: ni el pensamiento, ni los deseos, ni la desesperación, ni otras pasiones, ni la vida, ni la muerte.

El propio hombre no es otra cosa que Naturaleza. Sus sentimientos más sublimes o más monstruosos, las decisiones o manifestaciones más perversas, más egoístas o más heroicas de su voluntad, los pensamientos más abstractos, teológicos o insanos –todo ello no es otra cosa que Naturaleza. La Naturaleza envuelve, penetra, constituye toda su existencia. ¿Cómo podría escapar alguna vez de esta Naturaleza?

Las fuentes del escapismo.

Es realmente digno de asombro considerar cómo pudo el hombre concebir esa idea de escapar de la Naturaleza. Siendo su separación de ella completamente imposible, ¿cómo pudo alguna vez el hombre soñar tal cosa? ¿De dónde le vino ese monstruoso sueño? ¿De dónde sino de la teología, la ciencia del No-Ser, y más tarde de la metafísica, que es la imposible reconciliación de la No-Existencia con la realidad?

Debemos distinguir bien entre las leyes naturales y las leyes autoritarias, arbitrarias, políticas, religiosas, criminales y civiles que las clases privilegiadas han establecido siempre en el curso de la historia para la explotación del trabajo de las masas trabajadoras –leyes que, bajo la pretensión de una moralidad ficticia, fueron siempre fuente de la más profunda inmoralidad. En consecuencia, se impone la obediencia involuntaria e ineludible de todas las leyes que, independientemente del deseo humano, constituyen la auténtica vida de la Naturaleza y la sociedad; y se impone al mismo tiempo la mayor independencia posible de cada individuo en relación con todas las pretensiones de mando procedentes de cualquiera voluntad humana, ya sea individual o colectiva, y que no tiendan a afirmarse mediante de una influencia natural, sino imponiendo su ley, su despotismo.

La libertad no implica la renuncia a ejercer influencia.

La libertad de cada hombre es el efecto siempre renovado de una multitud de influencias físicas, mentales y morales determinadas por el medio donde ha nacido, y en el que vive y muere. Querer escapar a esta influencia en nombre de alguna libertad trascendental o divina, autosuficiente y absolutamente egoísta, es tender a la inexistencia; renunciar a ejercer influencia sobre otros significa renunciar a la acción social, o incluso a la acción de los propios pensamientos y sentimientos, lo que de nuevo es tender a la inexistencia. Esa célebre independencia tal exaltada por los idealistas y los metafísicos, y la libertad individual así concebida, no son más que puras nadarías.

El colmo de la equivocación se encuentra en quienes ignoran la ley natural y social de la solidaridad humana hasta el extremo de imaginar que la independencia mutua absoluta de los individuos o de las masas es posible o deseable. Desear esto es desear la aniquilación misma de la sociedad, porque la vida social es simplemente esa incesante dependencia mutua de los individuos y de las masas. Todos los individuos, incluso los más fuertes e inteligentes, son en cada instante de sus vidas productores y producto a la vez de la voluntad y la acción de las masas.

En la Naturaleza como en la sociedad humana, que en sí misma no es otra cosa que Naturaleza, todo lo viviente está sometido a la condición suprema de intervenir de la manera más positiva en la vida de otros –interviniendo de una manera tan poderosa como permite la Naturaleza particular de cada individuo dado. Rechazar esta influencia recíproca significa conjurar la muerte en el pleno sentido de la palabra. Y cuando pedimos libertad para las masas no pretendemos haber abolido la influencia natural ejercida sobre ellas por cualquier individuo o grupo de individuos. Lo que queremos es la abolición de las influencias ficticias, privilegiadas, legales y oficiales.

Libertad de conformidad con las leyes naturales.

La libertad del hombre consiste simplemente en obedecer a las leyes naturales porque él mismo las reconoce como tales, y no porque se las haya impuesto ninguna voluntad extrínseca, divina o humana, colectiva o individual.

En el marco de las leyes naturales, sólo hay una clase de libertad posible para el hombre: reconocerlas y aplicarlas cada vez más de acuerdo con el objetivo de emancipación o humanización, individual o colectiva, que se ha propuesto. Esas leyes, una vez reconocidas, ejercen una autoridad que nunca ha sido puesta en duda por la gran masa de la humanidad. Tendríamos que ser, por ejemplo, locos o teólogos –o al menos metafísicos, juristas o economistas burgueses- para rebelarnos contra la ley de que dos más dos suman cuatro. Es preciso tener fe para imaginar que no nos quemaría el fuego o no nos hundiríamos en el agua sin recurrir a algún subterfugio que, a su vez, está fundado en alguna otra ley natural. Pero esas rebeldías o, más bien, esos intentos fantasiosos de rebeldías imposibles, constituyen sólo raras excepciones; en general, puede decirse que la masa de la humanidad se deja gobernar en su vida cotidiana casi de manera absoluta por el sentido común, es decir, por el conjunto de las leyes naturales generalmente admitidas.

La libertad racional.

Ciertamente, con la ayuda del conocimiento y la meditada aplicación de las leyes de la Naturaleza, el hombre se emancipa gradualmente a sí mismo; pero logra su emancipación no en relación con el yugo universal, con el que nacen todas las criaturas vivientes, incluido él mismo, y por el cual se producen y desvanecen todas las cosas existentes en este mundo. El hombre sólo se libera a sí mismo de la brutal presión debida a su mundo externo, material y social, incluyendo en é todas las cosas y gentes que le rodean. Domina las cosas mediante la ciencia y el trabajo; y sacude el yugo arbitrario de los hombres mediante las revoluciones.

Este es, entonces, el único significado racional de la palabra libertad: dominio sobre las cosas externas, basado en la respetuosa observancia de las leyes de la Naturaleza; es la independencia de las exigencias y los actos despóticos de los hombres; es la ciencia, el trabajo, la rebelión política y, finalmente, la organización a la vez planificada y libre del medio social acorde con las leyes naturales inmanentes a cada sociedad humana. La primera y la última condición de esta libertad sigue siendo la más absoluta sumisión a la omnipotencia de la Naturaleza, nuestra madre, y la observancia y la aplicación más rigurosa de sus leyes.

Una amplia difusión del conocimiento llevará a la plena libertad.

La mayor desgracia reside en que un gran número de leyes naturales, establecidas ya como tales por la ciencia, siguen desconocidas para las masas, gracias a los solícitos cuidados de los gobiernos tutelares que existen, como sabemos , solo para el bien del pueblo. Hay también otra dificultad: a saber, que la mayor parte de las leyes naturales inmanentes al desarrollo de la sociedad humana – tan necesarias, invariables e inevitables como las leyes que gobiernan al mundo físico- no han sido debidamente reconocidas y establecidas por la propia ciencia.

Cuando hayan sido reconocidas –primero por la ciencia, y luego por un amplio sistema de educación e instrucción popular- e integradas orgánicamente en la ciencia general, la cuestión de la libertad estará complemente resuelta. La más recalcitrante de las autoridades debe admitir que no habrá necesidad de organización política, administración o legislación. Estas tres cosas, emanadas de la voluntad del soberano o de un parlamento elegido sobre la base del sufragio universal, en el caso en que fueran conformes con el sistema de las leyes naturales –lo que nunca ha sucedido y nunca sucederá-, son siempre igualmente vanas y hostiles a la libertad del pueblo, porque le imponen un sistema de leyes externas y, por tanto, despóticas.

La libertad sólo es válida cuando es compartida por todos.

La definición materialista, realista y colectivista de la libertad es completamente opuesta a la definición de los idealistas. La definición materialista se formula así: el hombre sólo se convierte en hombre y llega a tener conciencia y a realizar su propia humanidad en la sociedad, gracias a la acción colectiva de toda la sociedad. Sólo se libera a sí mismo del yugo de la Naturaleza externa por el trabajo colectivo y social, único capaz de transformar la superficie de la tierra en una residencia favorable para el desarrollo de la humanidad. Y sin esta emancipación material no puede haber emancipación intelectual o moral para nadie.

El hombre no puede librarse a sí mismo del yugo de su propia naturaleza. Sólo puede subordinar sus instintos y movimientos corporales a la dirección de su mente en continuo desarrollo con ayuda de la educación y la crianza. Sin embargo, ambas cosas son fenómenos básica y exclusivamente sociales. Porque fuera de la sociedad el hombre seguiría siendo una bestia salvaje o un santo, lo que viene a ser aproximadamente lo mismo. Finalmente, un hombre aislado no puede tener conciencia de su libertad. Ser libre significa que el hombre será reconocido y tratado como tal por otro hombre, por todos los hombres que lo rodean. La libertad no es, entonces, un hecho que nace del aislamiento, sino de la acción recíproca; no es un resultado de la exclusión sino, por el contrario, de la interacción social, porque la libertad de cada individuo es simplemente el reflejo de su humanidad o de sus derechos humanos en la conciencia de todos los hombres libres, sus hermanos, sus iguales.

Sólo puedo llamarme y sentirme hombre libre en presencia de otro hombre y en relación a él. Ante un animal de especie inferior no soy libre ni soy un hombre, porque ese animal es incapaz de concebir y, en consecuencia, es incapaz de reconocer mi humanidad.

Un caníbal que se come a sus cautivos, tratándolos como animales salvajes, no es un hombre, sino una bestia. El amo de esclavos no es un hombre, sino un amo. Al ignorar la humanidad de sus esclavos, ignora su propia humanidad. Todas las antiguas sociedades ofrecen buenos ejemplos de ello: los griegos y los romanos no se sentían libres como hombres, no se consideraban tales desde el punto de vista del derecho humano. Se consideraban seres privilegiados por su condición de griegos o romanos, pero sólo en su propia patria y mientras ésta permaneciera inconquistada o conquistara a otros países gracias a la especial protección de sus dioses nacionales. Ni se asombraban ni se consideraban en el derecho o en la obligación de rebelarse cuando, tras haber sido vencidos, caían ellos mismos en la esclavitud.

La libertad cristiana.

El mayor mérito del cristianismo fue que proclamó la humanidad de todos los seres humanos, incluyendo a las mujeres, y la igualdad de todos los hombres ante Dios. Pero ¿cómo proclamó este principio? En el cielo, en la vida futura, y no en la verdadera vida existente sobre la tierra. Además, esta igualdad venidera constituye una falsedad porque, como sabemos, el número de los elegidos es muy pequeño. Sobre este punto, todos los teólogos de las diversas sectas cristianas están completamente de acuerdo. Para ellos, la llamada igualdad cristiana supone el más flagrante privilegio para algunos miles de los elegidos por la gracia divina frente a los millones de condenados. Por lo mismo, la igualdad de todos ante Dios –aunque abarcase a todos y cada uno- sería sólo una igualdad en la nada y una esclavitud igual de todos ante un supremo dueño.

¿No es la base del culto cristiano y la primera condición de la salvación la renuncia a la dignidad y el cultivo del desprecio por esa dignidad en presencia de la Divina Grandeza? Un cristiano no es entonces un hombre, porque le falta la conciencia de su humanidad. No respetando la dignidad humana en sí mismo, mal puede respetarla en otros; y al no respetarla en otros, no puede respetarla en sí mismo. Un cristiano puede ser profeta, santo, sacerdote, rey, general, ministro, funcionario del Estado, representantede alguna autoridad, gendarme, verdugo, noble, burgués explotador, maltratado proletario, opresor u oprimido, torturador o torturado, patrón o jornalero, pero no tiene el derecho de llamarse a sí mismo hombre, porque sólo somos hombres cuando respetamos y amamos a la humanidad y la libertad de todos los demás, y cuando nuestra propia libertad y humanidad son respetadas, amadas, estimuladas y creadas por todos los demás.

La libertad del individuo es incrementada y no limitada por la libertad de todos.

Sólo soy libre cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. Lejos de limitar o negar mi libertad, la libertad de los demás es su condición necesaria y su confirmación. Sólo soy libre en el verdadero sentido de la palabra en virtud de la libertad de los demás, de manera que cuanto mayor es el número de personas libres que me rodean, y cuanto más amplia, profunda y extensa es su libertad, más profunda y amplia será la mía.

Al contrario, la esclavitud de los hombres es lo que levanta una barrera ante mi libertad, o (lo que viene ser prácticamente lo mismo) es su bestialidad lo que constituye una negación de mi humanidad, porque, repito de nuevo, sólo podré considerarme verdaderamente libre cuando mi libertad o (lo que es igual) mi dignidad humana, mi derecho humano, cuya esencia es no obedecer a nadie y seguir sólo la guía de mis propias ideas, cuando esa libertad, reflejada por la conciencia igualmente libre de todos los hombres, vuelva a mí confirmada por el consenso de todos. Mi libertad personal, confirmada así por la libertad de todos los demás, se extiende hasta el infinito.

Los elementos constituyentes de la libertad.

Podemos ver entonces que la libertad, según la entienden los materialistas, constituye algo muy positivo, muy complejo y, sobre todo, eminentemente social, ya que sólo puede ser realizada por la sociedad y sólo en condiciones de estricta igualdad y solidaridad de cada persona con todos sus congéneres. Se pueden distinguir en ella tres fases de desarrollo o elementos, el primero de los cuales es altamente positivo y social. Es el desarrollo completo y el goce total por cada individuo en todas las facultades y poderes humanos a través de la educación, la formación científica y la prosperidad material; todo eso puede ser ofrecido exclusivamente gracias al trabajo colectivo, y al trabajo material y mental, muscular y nervioso de la sociedad en su conjunto.

La rebelión, segundo elemento de la libertad.

El segundo elemento o fase de la libertad tiene un carácter negativo. Es el elemento de la rebelión por parte de la individualidad humana contra toda autoridad divina y humana, colectiva o individual. Es antes que nada la rebelión contra la tiranía del supremo fantasma teológico, contra Dios…

…Tras esto, y como consecuencia de la rebelión contra Dios, se encuentra la rebelión contra la tiranía del hombre, contra la autoridad, individual y colectiva, representada y legalizada por el Estado.

Implicaciones de la teoría de la existencia presocial de la libertad individual.

Pero si los metafísicos afirman que los hombres, en especial quienes creen en la inmortalidad del alma, se mantienen fuera de la sociedad de seres libres, llegamos inevitablemente a la conclusión de que el hombre sólo puede unirse a la sociedad a costa de su propia libertad, de su independencia natural, y sacrificando primero sus intereses personales y locales. Tal renuncia y auto-sacrificio son, por ello, tanto más imperativos cuanto más miembros tenga la sociedad y más compleja sea su organización. En este sentido, el Estado es la expresión de todos los sacrificios individuales. Dado este origen abstracto y al mismo tiempo violento, el Estado ha de restringir cada vez más en nombre de una falacia llamada «bien del pueblo», que en realidad representa exclusivamente el interés de las clases dominantes. Por lo tanto, el Estado aparece como una inevitable negación y aniquilación de toda libertad, de todos los intereses individuales y colectivos.

La libertad, último destino del desarrollo humano.

Pero nosotros, que no creemos en Dios ni en la inmortalidad del alma, ni en el libre albedrío, mantenemos que esta libertad debería ser entendida en su acepción más amplia como la meta del progreso histórico de la humanidad. Por un contraste extraño, aunque lógico, nuestros adversarios idealistas de la teología y la metafísica, toman el principio de la libertad como la base y el punto de partida de sus teorías, para deducir de él la esclavitud inevitable de todos los hombres. Nosotros, materialistas en teoría, proponemos en la práctica crear y consolidar un idealismo racional y noble. Nuestros enemigos, los idealistas divinos y trascendentales, se hunden en un materialismo práctico, sangriento y vil, impelidos por la lógica misma según la cual cada desarrollo es la negación del principio básico.

Estamos convencidos de que toda la riqueza y todo el desarrollo intelectual, moral y material del hombre –así como el grado de independencia alcanzado- es producto de la vida en sociedad. Fuera de la sociedad el hombre no sólo frustraría su libertad, sino que nunca alcanzaría la talla de un verdadero hombre, es decir, de un ser consciente de sí mismo que siente y tiene el poder de la palabra. Fue solo el contacto entre las mentes y el trabajo colectivo lo que forzó al hombre a salir del estadio en que era un salvaje y una bestia, lo que constituyó su naturaleza original o el punto de partida de su desarrollo último.

La libertad y el socialismo son mutuamente complementarios.

La realización concienzuda de la libertad, la justicia y la paz será imposible mientras una gran mayoría de la población permanezca desposeída en relación a sus necesidades más elementales, mientras esté privada de educación y condenada a la insignificancia política y social y a la esclavitud –de hecho, si no de derecho- por la pobreza tanto como por la necesidad de trabajar sin un momento de reposo o de ocio, produciendo toda la riqueza de la cual el mundo se enorgullece ahora y recibiendo a cambio una parte tan insignificante que apenas alcanza para asegurar [al trabajador] el pan del día siguiente;… estamos convencidos de que la libertad sin socialismo es un privilegio y una injusticia, y de que el socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad.

Es característica del privilegio y de cada posición privilegiada destruir las mentes y los corazones de los hombres. El hombre privilegiado política o económicamente es un hombre mental y moralmente depravado. Esta es una ley social que no admite excepción y que es válida para naciones enteras tanto como para las clases, grupos e individualidades. Es la ley de la igualdad, condición suprema de la libertad y la humanidad.

Socialismo y libertad.

Por mucho que se recurra a toda clase de subterfugios, por mucho que se intente oscurecer el tema y falsificar la ciencia social en beneficio de la explotación burguesa, toda persona sensible sin interés de engañarse a sí misma se da cuenta ahora de que mientras un cierto número de gente que posee privilegios económicos tiene los medios para llevar una vida inaccesible a los trabajadores; de que mientras un número más o menos considerable de personas hereda, en diversas proporciones, capital y tierra que no son el producto de su propio trabajo, mientras la inmensa mayoría de los trabajadores no hereda nada; de que mientras las rentas de la tierra y los intereses del capital permitan a estos privilegiados vivir sin trabajar; de que mientras subsista tal estado de cosas, la igualdad es inconcebible.

Incluso suponiendo que en la sociedad todos trabajen –ya sea forzados o por libre elección- pero que una clase de esta sociedad, gracias a su situación económica y a los privilegios políticos y sociales derivados de ella, pueda dedicarse exclusivamente al trabajo mental, mientras la inmensa mayoría de la población trabaja duro para su subsistencia; en una palabra, mientras los individuos al nacer no encuentren en la sociedad los mismos medios de vida, la misma educación, formación, trabajo y disfrute, la igualdad política, económica y social será imposible.

En nombre de la igualdad la burguesía derribó y masacró a la nobleza. Y en nombre de la igualdad pedimos también la muerte violencia o el suicidio voluntario de la burguesía. Pero, siendo menos sanguinarios que la burguesía revolucionaria, no queremos la muerte de los hombres, sino la abolición de las posiciones sociales y las diferencias reales. Si la burguesía se resigna a estos cambios inevitables, no se tocará ni un pelo de su cabeza. Pero tanto peor para ella si olvidando la prudencia y sacrificando su interés individual al interés colectivo de su clase, una clase condenada a la extinción, se sitúa frente al curso de la justicia histórica del pueblo para salvar una posición que pronto será totalmente insostenible.

La naturaleza de la verdad libertad.

Soy un fanático amante de la libertad, por considerarla único medios en el que pueden desarrollarse la inteligencia, la dignidad y la felicidad de los hombres; pero no de esa libertad formal, concebida, medida y regulada por el Estado, cuya existencia es una eterna falsedad que en realidad sólo representa el privilegio de unos cuantos sobre la esclavitud del resto; ni tampoco de aquella libertad individualista, egoísta, insatisfactoria para el espíritu y ficticia, proclamada por Jean-Jacques Rousseau y por todas las demás escuelas del liberalismo burgués, que considera al llamado derecho público representado por el Estado como el límite del derecho de cada uno, lo que desemboca siempre y de forma necesaria en la liquidación del derecho de cada uno.

No: yo tengo presente la única libertad digna de ese nombre, la libertad que consiste en el pleno desarrollo de todos los poderes materiales, intelectuales y morales latentes en cada hombre; una libertad que no reconoce más restricciones que las trazadas por las leyes de nuestra propia naturaleza, lo cual equivale a decir que no hay restricción alguna porque esas leyes no nos son impuestas por ningún legislador exterior situado sobre nosotros o entre nosotros. Esas leyes no son inmanentes e inherentes; constituyen la auténtica base de nuestro ser, tanto material como intelectual y moral; y en lugar de encontrar en ellas un límite a nuestra libertad, debiéramos considerarlas como sus condiciones reales y su efectiva razón.

Yo tengo presente esta libertad de cada uno que, lejos de verse limitada por la libertad de los demás, es confirmada por ella y extendida al infinito. Y tengo presente la libertad de cada individuo no limitada por la libertad de todos, libertad en solidaridad, libertad en igual, libertad triunfando sobre la fuerza bruta y el principio de autoridad (que fue siempre expresión idea de esta fuerza); una libertad que, habiendo derribado todos los ídolos celestes y terrenos, habrá de fundar y organizar un nuevo mundo –el mundo de la solidaridad humana- sobre las ruinas de todas las Iglesias y Estados.

Soy un partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, así como el florecimiento de las naciones son una mentira.

Ya hemos dicho que por libertad entendemos, por un lado, el desarrollo más completo posible de todas las facultades naturales de cada individuo, y por otro, su independencia no respecto a las leyes impuestas por otras voluntades humanas, colectivas o aisladas.

Por libertad entendemos, desde el punto de vista positivo, el máximo desarrollo posible de todas las facultades naturales de cada individuo, y desde el punto de vista negativo, la independencia de la voluntad de cada uno en relación con la voluntad de otros.

Estamos convencidos –y la historia moderna confirma plenamente nuestra convicción- de que mientras la humanidad esté dividida en una minoría explotadora y una mayoría explotada, la libertad es imposible, transformándose por tanto en una mentira. Si deseas la libertad para todos, debes esforzarte con nosotros por conseguir la igualdad universal.

¿Cómo pueden asegurarse la libertad y la igualdad?

¿Deseas hacer que sea imposible para cualquiera oprimir a su prójimo? Entonces asegúrate de que nadie tendrá poder. ¿Deseas que los hombres respeten la libertad, los derechos y la personalidad de sus prójimos? Asegúrate entonces de que sean compelidos a respetar esas cosas, no forzados por el deseo o la acción opresiva de otros hombres, ni tampoco por la represión del Estado y sus leyes, necesariamente representadas y aplicadas por hombres, que a su vez se hacen esclavos de ellas, sino por una verdadera organización del medio social; esta organización está constituida de manera que, permitiendo a cada uno el más completo disfrute de su libertad, no permite a ninguno elevarse sobre los otros ni dominarlos a no ser mediante la influencia natural de sus cualidades morales e intelectuales, sin que esta influencia se imponga nunca como un derecho y sin apoyarse en ninguna institución política.

Básicamente, por encima de muchos matices y resumiendo burdamente, mi ideal de libertad es muy, pero que muy próximo al de Bakunin, pero intento reducir la importancia del término. Aparte, me resulta extremadamente complejo de explicar y desarrollar para gente que tiene otra concepción, así que muchas veces simplemente enlazo el ladrillo de arriba y quien quiera entender que entienda. Un saludo a todos y invoco al camarada @sephirox que me interesa su opinión al respecto :P

Edit: Invoco también a @Fox-ES y espero que no se maten entre ellos.

4 2 respuestas
Fox-ES

#153 Me parece interesante a nivel metafísico pero yo soy de la idea más kropotkiniana y puramente cientificista. No puedo saber si la libertad existe o no mucho menos como existe, pero sé los parámetros que hacen sentir libre a un ser humano y que a su vez sentirse libre hace feliz al ser humano.

Por darle un poco más de salsa al tema, basándonos en los estudios modernos de disciplinas de estudio del ser humano la falta de libertad, fuente de la mayor parte de frustraciones humanas, se da por dos cosas que que coinciden en solución. La primera es la escasa motivación para realizar tareas necesarias para el desarrollo social (ergo trabajar para el grupo y no por) y la segunda que es la falta de confianza en los demás miembros de la sociedad lo que por preservación te lleva a cercenar tu libertad y crear sesgos irracionales.
Efectivamente la solución es una sociedad totalmente altruista donde el interés sea colectivo, dado que incentiva a realizar tareas para el grupo a la par que es una sociedad donde la desconfianza no tiene sentido.

La diferencia entre marxismo y anarquismo es que los anarquistas consideran que los hombres libres construirán dicha sociedad, es decir el individuo; mientras los marxistas consideramos que la Revolución es hecha por esclavos/proletarios para instaurar un Estado Socialista gobernado por dicha clase mediante consejos obreros/soviets/centrales sindicales y que son las transformaciones en la sociedad de ese Estado las que liberarían al hombre.

2 2 respuestas
-OnE-

#153 #154 ya que habláis de libre albedrío, o al menos lo mencionáis... ¿Estáis viendo la serie Devs?

1 respuesta
imnothing

Ya que habláis del libre albedrío vs determinismo, pongo este vídeo con un punto de vista científico al respecto pero muchas implicaciones filosóficas

spoiler
1 respuesta
Don_Verde

#154 Mmmm, no tengo mucha documentación e información del pensamiento kropotkiano respecto a la cuestión de la libertad. Entiendo que más bien tomas su idea del apoyo mutuo y el cooperativismo como un factor decisivo del desarrollo de la especie y una ventaja evolutiva vital, algo que estamos de acuerdo sin lugar a dudas. También decir que Kropotkin era un científico de pleno derecho y Bakunin era...bueno, Bakunin, desde escritor, a filósofo, a revolucionario, a lo que le tocase. Tuvieron vidas y desarrollos muy distintos.

Respecto al segundo párrafo, nada más que aplaudir. Sin lugar a dudas, avanzamos hacia una sociedad menos libre, en la concepción que podemos tener de la libertad y esto va unido a ese individualismo despiadado que se promueve y se promociona 24/7. Lo cual es todavía menos lógico cuando las sociedades actuales son las más complejas de la historia y cada individuo depende de, probablemente, cientos o miles de otros para mantener su nivel de vida y desarrollo. Un sinsentido total, que solo se puede explicar por una maquiavélica visión de controlar la población mediante un divide et impera infinito.

Respecto a la diferencia entre anarquismo y marxismo...bueno, es un debate profundo. Si, indudablemente los anarquistas pensamos que la sociedad actual, sus hombres y todo, no pueden crear esa sociedad ideal. Aceptamos que estamos...corruptos, por así decirlo, y es algo que nos imposibilita el llegar a ese nivel. Simplemente nos queda cimentar y lograr hacer nacer a un nuevo hombre (como diría Federica Montseny, no las ideas de Nietzsche...aunque...) que sea el encargado de construir esa sociedad. La idea marxista es más práctica, en teoría, pues no requiere un cambio social tan drástico (en comparación con lo anterior, una revolución es una nimiedad), pero choca con otra idea ideal que es teorizar que esa clase obrera es mejor gestora que la dominante, simplemente por ser explotada. Aparte de la problemática eterna de la acumulación de poder, por ejemplo.

#155 No, pero apuntada la tengo para ojearla en cuanto pueda. No dispongo de HBO aquí en UK, así que tendré que tirar del viejo sombrero pirata.

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-OnE-

Comparto columna de José Antonio Zarzalejos:

La (auto) destrucción del PSOE

Está sucediendo en el PSOE lo que en octubre de 2016 supusieron ocurriría muchos dirigentes socialistas que forzaron la renuncia de Pedro Sánchez a la secretaría general del partido: que si el socialismo —como deseaba su entonces líder— formaba Gobierno con Podemos y con el apoyo de los independentistas, la formación podría entrar en un proceso autodestructivo.

Cuando esta crisis sanitaria, económica, social y política que padecemos, de características tan imprevistas como dramáticas, está desatando sus consecuencias, el Gobierno de coalición erosiona a los socialistas de un modo lento pero constante. Todos los temores de Pedro Sánchez expresados entre los meses de abril y noviembre de 2019 se están cumpliendo: su rechazo a los "dos gobiernos", su recelo invencible hacia Pablo Iglesias y su negativa a depender de los independentistas.

En vez de aplicar lo que parecían criterios razonables, Sánchez se desdijo de su estrategia y el 12 de noviembre se entregó, atado de pies y manos, a los adversarios más insomnes del socialismo español. La única compensación consistió en que él retuvo el poder a costa de perder toda su credibilidad, un déficit que ahora está pagando con creces. La palabra del presidente del Gobierno ofrece bajo índice de fiabilidad.

El propósito de Pablo Iglesias y de Podemos siempre ha sido el de sobrepasar al PSOE. Primero, según los planes del actual vicepresidente segundo, desde fuera. Luego, y ante sus sucesivos fracasos electorales, desde dentro. Sánchez terminó franqueándole la puerta del Consejo de Ministros. Desde que en él se sentó el líder morado y cuatro ministros más de su grupo, Pedro Sánchez tiene una oposición latente en la Moncloa. Una oposición supuestamente amiga que desconoce la "lealtad" porque su objetivo político, incluso su razón de ser, difiere radicalmente de la del socialismo y busca reventar el sistema de 1978.

A este caballo de Troya en el Gobierno se suma que su seguridad parlamentaria depende de los humores de ERC y EH Bildu. Mientras hubo capacidad de transacción —antes de la pandemia— existió margen para atenerse al acuerdo que Sánchez firmó con los republicanos. Cuando el Covid-19 cambió el panorama de manera radical, Gabriel Rufián ha reiterado el discurso de la disidencia y abandonado al Ejecutivo en decisiones cruciales: el apoyo a las prórrogas del estado de alarma (25 de marzo y 9 de abril) y a varios decretos leyes con medidas de choque contra los efectos del coronavirus. La situación actual, según el portavoz secesionista, es de "recentralización" y "militarización". Mientras tanto, el secretario general del PSOE pedía a la derecha "unidad y lealtad". Sarcástico.

Por supuesto, tampoco concurrirán los separatistas a la convocatoria para negociar pactos de Estado en los que no cree, con plena seguridad, Pablo Iglesias, y, apenas, el propio Sánchez. Pero será indicativo conocer qué grupos políticos acuden a su convocatoria. La torpeza parlamentaria del presidente y, sobre todo, de Adriana Lastra, portavoz socialista en el Congreso, "volaron los puentes" el pasado jueves con el PP según expresión de un Pablo Casado que sí respaldó la prórroga del estado de alarma.

Mientras que Sánchez y su portavoz arremetían contra el líder del PP y contra la gestión de las autonomías gobernadas por los populares (Madrid, en especial), el jefe del Ejecutivo se expresaba obsequioso con sus pretendidos socios separatistas: ni una crítica, ni un reparo, ni una apostilla a la penosa gestión de la crisis en Cataluña. Nadia Calviño, por su parte, defendía la convalidación de los decretos leyes en la Cámara baja, en tanto que Iglesias aprovechaba para reventar las relaciones del Gobierno con las dos grandes patronales españolas (CEOE y Cepyme) al anunciar de forma improvisada y unilateral la supuesta aprobación de una renta básica puente que ni ha sido negociada con los empresarios ni debatida aún en el Consejo de Ministros. Al mismo tiempo, otros grupos de interés que han orbitado en torno al PSOE, dejaban de hacerlo: el mundo de la cultura volvía la espalda a la Moncloa.

La nomenclatura de ministros del Ejecutivo, por otra parte, no registra en la mayoría de los casos una trazabilidad ideológica socialista ni siquiera en su versión más posmoderna. Muchos son conversos fidelizados por la pedrea del cargo. Junto a este dato de valor explicativo, debe constatarse otro: los titulares de varias carteras son personas ayunas de experiencia en la gestión de los asuntos públicos y faltas de capacitación técnica.

Por fin, el propio partido: el PSOE como estructura es solo un organigrama. Se ha convertido en una plataforma caudillista para sostener el liderazgo de Sánchez. Ni la ejecutiva de la organización ni su comité federal dan pruebas de vida, mientras la relación de la Moncloa con las autonomías socialistas es la mínima imprescindible y sus presidentes incluso detestados por la política gubernamental.

El Gobierno, además, recaba adhesiones norcoreanas a su gestión de los muchos medios de comunicación que zozobran en la tempestad de su miseria financiera. Prensa y propaganda. Y en el colmo de la desestructuración administrativa y gestora, Iván Redondo, director del Gabinete del presidente será el responsable del restablecimiento de la libertad de circulación de los españoles que ha sido inconstitucionalmente suspendida (artículo 19 de la CE) mediante un estado de alarma cuando procedía el de excepción previamente autorizado y sucesivamente fiscalizado por el Congreso.

Y he aquí el último eslabón de la cadena autodestructiva: en un momento crucial, este PSOE, este presidente, este Gobierno, no han sabido resolver la ecuación entre la emergencia y la vigencia del sistema de garantías constitucionales en los términos que este viernes lo denunciaba Manuel Aragón Reyes en 'El País', catedrático emérito de Derecho Constitucional y exmagistrado del TC. Es cuestión de tiempo que la historia entregue la razón al socialismo dirigente que en octubre de 2016 intuyó que Sánchez no era el líder que necesitaba. Pero quizá sea ya tarde para el PSOE.

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Misantropia

La hipernormalización frente al coronavirus

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Fox-ES

#156 #156 Es un poco más complejo. Muchos eventos cósmicos que pueden cargarse la tierra son totalmente aleatorios, el cáncer de piel por ejemplo depende de la radiación y hasta el momento en que la partícula de ADN es rota es un proceso indeterminista.

¿Existe el libre albedrío? No puede saberse, lo que sabemos es que hay decisiones que no dependen de él o están limitadas en su libertad. Es decir, sabemos que no somos libres realizando ciertas acciones y también sabemos que el libre albedrío por su naturaleza metafísica bordea lo indemostrable; hasta el punto que muchos lo mezclan con la decisión consciente cuando ser consciente de una decisión y que dependa de ti cambiarla no es lo mismo.

Este es un tema que he discutido mucho por las implicaciones éticas de ser un animal que sabe que, como mínimo, su libertad no es algo absoluto. Racionalmente no se puede pasar por alto que un drogadicto o un delincuente, por citar ejemplos, tenga marcadores tan fuertes que escapar del momento donde jodieron su vida es más suerte que decisión.
¿Cómo podemos juzgar responsable a alguien por unos actos cometidos cuando la química de cerebro ha sido alterada por el ambiente y la sociedad de la misma forma que si lo obligaran a embriagarse? ¿Nos basamos en la estabilidad de esa estructura cerebral para emitir un veredicto no condenando la decisión sino la poseer dicho cerebro? ¿No sería lícito considerar enfermo o defectuoso a todo aquel que dañe a la sociedad y que por lo tanto su cerebro debe ser ''reprogramado'' para vivir entre iguales?

La realidad hace que la ficción de buenos y malos y se derrumbe.

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imnothing

#160 Sí, ese es curiosamente el argumento de San Agustín para probar el libre albedrío: ¿qué mérito tiene el actuar bien o mal si ya está predeterminado y no depende de nuestras decisiones? No tendría sentido el castigo o recompensa, y eso va en contra de lo que establece la ley divina, que premia al creyente que actúa conforme a los mandamientos con el cielo y al pecador con el infierno.

También Aristóteles hace una defensa similar, aunque más laica xD

Sin embargo, creo que el vídeo es acertado. Los fenómenos que describes si tuviéramos todos los datos creo que se podría determinar cuando van a suceder: qué cantidad de radiación solar has de estar expuesto para que acorde a tu código genético padezcas un cáncer o cuando va a estallar una estrella en supernova.

El problema es que no podemos saberlo porque no tenemos la manera de medir todos los factores a tener en cuenta, con la precisión requerida, y con las fórmulas y leyes que nos den una exactitud y precisión lo suficientemente alta para decir que estamos haciendo previsiones. Por lo que aunque el vídeo afirma que el azar no existe metafísicamente, sí lo es en un sentido epistemológico.

La verdad que es un quebradero de cabeza de los buenos, y yo me inclino por que en aspectos de física y química hay un determinismo fuerte (que no total y absoluto) mientras que en aspectos humanos estamos entre medio de ambas posturas. Pero sí, da para debate de los fuertes.

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Lexor

#161 tienes que ver la serie Devs. te gustara

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Fox-ES

#161 A veces pienso que me expreso como el puto culo. XD
Por suerte me gusta explicarme.

Primero cito varios eventos que hacen impredecible nuestra existencia y por su naturaleza cuántica son indeterministas, y toda la evidencia empuja hacia ello y no una incapacidad nuestra para medirlo (te recomiendo vídeos de QuamtunFracture al respecto), luego desligo el indeterminisno del libre albedrío, un electrón tiene un comportamiento indeterminista pero pocos dirían que tiene libre albedrío ergo la indeterminación no es decisión.

Destaco que es imposible saber si el libre albedrío existe o no pero sí que en muchos casos está relegado a un segundo plano. Es decir, aunque existiese hay situaciones en las que existen pruebas de que está totalmente enajenado por otros factores que lo anulan.

Finalmente, introduzco el debate moral de cómo los seres humanos debemos juzgarnos entre nosotros sabiendo que gran parte de nuestras acciones no pueden ser libres.

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imnothing

#163 El vídeo es una colaboración entre C de Ciencia y Quamtun Fracture xD Y analizan la cuántica como paraíso indeterminista... en un principio para luego explicar que también es determinista xD

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Fox-ES

#164 No tengo internet para ver al vídeo. XD Pero desde luego las interpretaciones actuales que se consideran más ''sólidas'' de la física cuántica es que es indeterminista, aunque hay interpretaciones que dicen que no pero no son muy bien consideradas.

De todos modos, es totalmente indiferente a la hora de hablar de libertad. Que algo sea aleatorio no quiere decir que sea libre.
Ergo para la cuestión que nos atañe el determinismo o no es totalmente indiferente. XD

Lexor

¿que pensais al respecto?

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sephirox

#166 Interesante, pero yo creo que lo que más que fijarnos en las fluctuaciones entre izquierda y derecha, que todos sabemos no es manera real de aproximarse a las fuerzas políticas que hay en España, lo que estamos viviendo desde hace tiempo, quizás desde 2008, es el agotamiento del orden de la Transición, del orden 1978. Evidentemente, el enconamiento a los extremos del PSOE y del PP queriendo "ser" los partidos que los cuestionaban por el enfado de la ciudadanía, no les ha venido bien ni a ellos ni al régimen.

Bajo mi punto de vista, en una democracia liberal el bipartidismo es completamente necesario, si no el sistema se viene abajo. la prueba es lo que estamos viviendo. ¿Qué deberían hacer? Llegar a consensos, pero siempre dentro del orden, nunca cuestionándolo, por lo tanto mucho menos ir con aquellos partidos que lo ponen en solfa, tanto a "izquierdas" como a "derechas". El PP y el PSOE al conchabarse con VOX y con Podemos se han pegado un tiro en el pie.

Como el orden de la república coronada está evidentemente agotado, si fuesen listo buscarían la renovación de la república. Necesitan refundarse, no cambiar lo fundamental, pero sí la carcasa, alejándose de los extremos. Y cuando hablo de extremos no me refiero a extremos ideológicos, sino a los extremos dentro del orden vigente.

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Lexor
#167sephirox:

El PP y el PSOE al conchabarse con VOX y con Podemos se han pegado un tiro en el pie.

Es que si me paro a pensar antes el pp y el psoe intentaban anunciarse como izquierda y derecha pero ambos eran un gris soso, al aparecer los extremos han tenido episodios de acercamiento y distanciamiento de esas posturas....y sinceramente me han repugnado creo que prefiero el gris soso previo
Pero claro, ahi esta cs como centro indefinido que luego giro hacia al centro derecha .

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sephirox
#168Lexor:

antes el pp y el psoe intentaban anunciarse como izquierda y derecha pero ambos eran un gris soso,

Porque eran los partidos del sistema, lo cual no parece ser a toro pasado algo tan malo. Quiero decir, si no hay partidos de orden no puede haber política de estado, si no hay política de estado no se puede llevar un orden administrativo racional. Por ejemplo, y bajo mi prisma, es la fortaleza que tiene un sistema autoritario frente a uno pluralista, que puede llevar prolongadamente una política que está destinada a dar frutos en el futuro. Esto último es lo que ofrecía un sistema "pluralista" como era el español, pero donde los dos partidos de orden, junto a las rareza adyacentes, tenían unas gestiones siempre muy parecidas.

Pero vaya, que por el aro pasaban todos: partidos minoritarios que eran bisagras, partidos regionalistas que sacaban beneficios pero siempre al ala de estos partidos mayoritarios, etc. Todo esto te puede parecer peor o mejor, pero estaba dentro de los cauces del sistema, se aceptaba y se funcionaba con ello. Al final, si reflexionas, parece que la pluralidad no sea tan buena porque lo que hace es generar caos, ingobernabilidad.

Por lo tanto, una vez deslegitimado este orden, tanto a derecha como a izquierdas, lo que hay es que refundarlo, sacar otra vez ese centro de consenso donde puedan haber partidos del turno. Si esto no se consigue, pues o nos condenamos al caos perpetuo o se rompe la baraja por algún lado xd.

Y ojo, yo con esto no estoy haciendo juicios de valor ni mucho menos. Estoy intentando explicar cuál es la forma en la que creo yo que el parlamentarismo español puede sobrevivir más o menos como era antes. Que por otro lado, y ahora sí que lo hago, lo prefiero al de los VOX y Podemos.

1 respuesta
Lexor
#169sephirox:

lo que hay es que refundarlo, sacar otra vez ese centro de consenso donde puedan habar partidos del turno. Si esto no se consigue, pues o nos condenamos al caos perpetuo o se rompe la baraja por algún lado xd.

Con la situacion actual, covids aparte, gl xdddd

#169sephirox:

Por lo tanto, una vez deslegitimado este orden, tanto a derecha como a izquierdas, lo que hay es que refundarlo

Y esto es lo mismo, que a ver como se hace porque cada vez que algun politico habla de dialogo quiere decir chantaje y asi acabamos en el punto de partida

#169sephirox:

Que por otro lado, y ahora sí que lo hago, lo prefiero al de los VOX y Podemos

El espiritu salvame/populista que tan facil se consume

-OnE-

Branko Milanovic:

¿Es China realmente comunista?

A pesar del nombre del partido gobernante, el peso del Estado en el PIB del país posiblemente no llegue al 20%, similar a Francia en los ochenta, escribe el economista Branko Milanovic en su último libro

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-OnE-
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Fox-ES

#171 ''El objetivo del comunismo es que no exista estado ergo como prueba de que no es comunista bastante mala.''

Iba a escribir eso antes de ver el vídeo en #172 , esta confusión pasa por tragar propaganda de la URSS y no leer a Marx y a Lenin.

Dicho esto, me preocupa más su chovinismo y burocratización.

7 días después
imnothing

Dejo aquí a Jose María Pou leyendo un poema del griego (moderno) Cavafis

Da para pensar, y Pou sencillamente genial.

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-OnE-

Recomiendo muchísimo este podcast de The New York Times. Sobre algoritmos de YouTube y Google, cómo el consumo desmesurado de contenido te retroalimenta y radicaliza, y cómo la alt-right es el nuevo 'punk'

https://www.nytimes.com/2020/04/16/podcasts/rabbit-hole-internet-youtube-virus.html

3
J

Nada más entrar:

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Lexor

#176 no le hace gracia eso sr gormis?

Misantropia

Mezclando física y economía para entender la desigualdad estructural en el capitalismo:

La arquitectura social del capitalismo

-OnE-
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denimH

#179 Muy interesante. Especialmente una reflexión por la que Jordi Vaquer ha pasado a la ligera, pero es el cambio de relación entre ciudadano y estado y ciudadano y economía. En mi opinión creo que la actual crisis puede terminar siendo una catalizador que liberalice la sociedad en el sentido de hacerla menos dependiente del Estado fruto de su fracaso en la gestión de la crisis.

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