Buenos días foro,
Quería compartir con vosotros este texto que he escrito y que publiqué ayer para mi círculo cercano de amigos. Es largo, pero no creo que me sobrara nada para elaborar lo que quería decir, que es a mi juicio, la operación de pre-exculpación más grande de España. No es una idea fácil de elaborar y tal vez no lo haya hecho con la mayor de la soltura posible, a si que agradezco también vuestra opinión no sobre el texto en sí - que también - sino sobre el tema en cuestión. Creo que esto nos va a afectar como sociedad de sobremanera, y para mi esto es una cuestión muy importante.
Se nos va a venir encima la operación de blanqueamiento más masiva que vamos a tener la desgracia de vivir y necesito escribir y compartir esto porque lo considero mi deber cívico. Al igual que guardar la cuarentena, estas palabras creo que pueden servir como medida de contención a un virus mucho peor que el COVID-19, el de la reincidencia ante situaciones futuras iguales o peores que esta. He tardado dos días en escribir estas palabras y mientras las escribía he visto que ya ha comenzado esta operación. A si que he decidido publicarlo ya, aun no habiéndolo trabajado tanto como me hubiera gustado por lo que me disculpo de antemano por alguna si hubiera alguna posible falta o imprecisión.
En esta situación excepcional donde tal vez se entienda más claro, voy a intentar explicar a quién me lea cual es mi punto de vista y el porqué a los “liberales” nos toca la moral la acción de limpieza y socialización de que responsabilidades que va a poner en marcha el gobierno y sus afines para que ni con una crisis de este calado como la del COVID-19, nada ni nadie se mueva de su sitio. También, para mostrar mi punto de vista sobre cómo se llega a estas situaciones no sólo en esta crisis, sino en otras cuestiones que mucha gente no sabrá o querrá relacionar.
Lo primero, he puesto entre comillas “liberales” porque más bien somos “liberales a la española”. Liberales en el sentido estricto de la palabra o lo que entiende la gente del término, en España prácticamente no hay. Serán los mil y pico que votaron al P-Lib en todo el territorio y sus gatos. En España, todas las fuerzas políticas tienen ese componente europeo que les hace creer y defender un estado del bienestar, la diferencia principal es el cómo lo hacen y en qué aspectos. No voy a desarrollar teóricamente este término porque creo que se entiende suficientemente bien para esta cuestión.
Esa gente por ubicarla en el espectro político, componen el grueso de votantes de Ciudadanos, del sector más liberal del PP, muchos de VOX por el aspecto económico o de organización del sistema o incluso a muchos del PSOE u otros partidos que les chirrían ciertas cosas del “socialismo posmoderno”. Es normal, la vida no es blanca o negra y nuestra sociedad democrática tiene históricamente un componente liberal que sigue presente en la mayoría de nosotros con más o menos intensidad. Al final de ese túnel está de una forma u otra la libertad del individuo, cosa que como digo, todos respetamos en mayor o menor medida. Toda esta gente, no dedicamos nuestra vida ni intenciones a destruir nada, ni decimos que no haya que pagar impuestos, ni ninguna de esas soflamas de brochazo gordo que leíste en una pegatina en una farola con 15 años y que hoy con los huevos negros mucha gente sigue repitiendo décadas después de su supuesta maduración intelectual. Como la mayoría me conocéis personalmente, sabéis que no soy Satán y que si discrepamos en algún aspecto del prisma político más allá del acierto o el error, mis motivaciones no están sujetas ni por supuesto a malas intenciones para con nadie. Tampoco a ninguna organización política o ente público que me pague un salario, ni a ninguna clase de dependencia económica que ningún poder público tenga directamente sobre mí, sobre nadie de mi familia, ni sobre nadie que me importe tanto como para callarme o defender posturas que no creo.
Al tema. Esta crisis va a pasar en algún momento. En algún gabinete alguien que no es tonto y que le pagan muy bien por no serlo, habrá pensado con toda la razón del mundo que, si le hemos montado la Inquisición moderna a gente por mucho menos, con esta crisis del COVID-19 y con esta gigante bola de nieve de mierda compuesta de errores, cagadas extremas y acciones que como poco se pueden considerar negligentes con consecuencias devastadoras… A nivel político, puede arder Troya.
Ante esta situación que efectivamente va a ser así, se han empezado a mover los hilos para ver si cuela que la culpa es de todos. “Nadie podía prever esto”. “Hemos seguido siempre un criterio técnico”. “Eran las recomendaciones de los expertos”. “Hemos seguido el criterio científico”. “Es hora de reconstruir y no de destruir”. Vamos a intentar correr un tupido velo, a la vez que activamos el ventilador de mierda. Con suerte, nos libramos de esta. Y con mucha suerte, señalan a otro. Esa es la estrategia.
Muchas de estas cosas con las que nos van a acribillar ministros, ministras, periodistos y periodistas durante meses son mentira, o son medias verdades que en este caso son peores que una mentira. Peores porque básicamente, van a decirle a la población que tienen que tragar con que el estado no es capaz de afrontar esta clase de situaciones. Lo cual además de una mentira como una catedral, es un argumento que de tragarse y digerir por la opinión pública española será dramático en el futuro. No sólo porque de ser así, será como entregar de facto un cheque en blanco a cualquier gobierno en el futuro ante situaciones iguales o menores que la crisis del Covid-19 y eso abarca prácticamente todo. Con las excepciones a lo mejor de un desastre nuclear (y depende de cómo de grave), una pandemia peor, una guerra en nuestro territorio o situaciones de este calibre. También porque volveremos a pasar lo mismo sin aprender nada y si tenemos una situación peor, correremos el serio peligro de no sobrevivir a la misma. Ni estrictamente como personas, ni como sociedad ni como nación.
Yo como “liberal”, escribo estas palabras porque es una de las formas que está en mi mano para luchar por lo que es de todos que es España, sus instituciones, capacidad y recursos. Este es mi alegato para defender lo público, con el arma más importante que se le puede dar en una democracia real, un escudo de espíritu e integridad. Basada en la libertad individual que todos tenemos, también de crítica y de expresión para defender lo que es de todos y en última instancia, nuestro como individuo.
Llevamos décadas como sociedad consintiendo e impulsando cada vez de forma más acelerada la erosión y en muchas situaciones el borrado de la línea que separa lo que es el estado y lo que es el gobierno. También y especialmente en las últimas legislaturas, la traza que separa lo que se supone que debería ser el gobierno con los partidos políticos que los componen.
Que este batiburrillo de conceptos no esté claro no es un accidente. La destrucción de estas fronteras en el imaginario colectivo no responde a lo público ni al interés general. Responden al interés de una élite que no es – al menos en primera instancia – la élite económica que tan acostumbrados estamos a imaginar de forma caricaturesca. Ellos se aprovechan claro, y en muchas ocasiones acaban tomando cierto control porque esta situación se lo pone a huevo. Pero no son ellos el paciente cero de este relato.
En esta crisis sanitaria, se nos ha dicho ya y se nos va a machacar con que se han seguido siempre “las recomendaciones técnicas de los expertos”. Lo cual ya de por si no es un buen argumento, porque el poder ejecutivo en última instancia no está ni debe estar sometido a ningún tercero. Además, será que otros países que lo han hecho mejor que nosotros en la gestión del Covid-19 no han seguido criterios técnicos expertos también, es posible que países que lo han hecho mejor que nosotros, hayan seguido los designios del Antiguo Testamento, las letras de la discografía completa de Camilo Sesto o muy posiblemente el Código Jedi. Pero bueno, obviando esto. Las preguntas obvias son:
- ¿Qué expertos?
- ¿Son estos los mejores expertos que tenemos?
Tragarse el relato del gobierno y de sus medios dependientes tal cual, de asumir que se ha hecho todo lo posible y que siempre se ha seguido el criterio técnico de los expertos, es lo mismo que decir que esto es lo mejor que se ha podido hacer. Que no podía haber habido otro desenlace. Que “de todo lo posible” que podía dar nuestra nación en materia de gestión sanitaria en cuestiones de información, prevención, contramedidas y acciones de crisis, esto es lo que hay.
Resulta que hemos tocado techo, y resulta que estaba muy bajo.
Yo no lo pienso, ni lo creo, ni lo comparto ni jamás lo divulgaré. Ahora bien, todos aquellos que si os lo tragáis (ojo, que puede ser un argumento válido). No lo adornéis, decidlo alto y claro. Con toda la convicción del mundo cogéis vuestro Twitter, Facebook, vuestras conversaciones de cafetería o de litrona y decir “el criterio técnico de la sanidad española no da para más”. Ser coherentes, así de claro y así de crudo. Obviamente acto seguido, coged luego también todas las soflamas que hacéis de defensa de la sanidad, educación y los profesionales sanitarios y el resto del funcionariado y os las metéis por el culo también. Como mínimo, por coherencia. Es una postura válida para defender. Adelante con ella.
Como decía antes, yo no lo comparto. Y no es por que me tiemble el pulso para coger cabezas de turco. Simplemente este relato yo no me lo trago. Y como no me lo trago, yo no voy a coger de cabeza de turco a la sanidad o a quien no le corresponda y a decir que los expertos españoles en materia sanitaria son peores que los de otros países y por eso nos la hemos comido doblada. Lo siento, pero no, y estos son mis motivos.
Los “expertos” “responsables” “ejecutores” y en definitiva los altos funcionarios que por su naturaleza son del propio poder político o están muy cerca de él en origen o en dependencia, no son necesariamente los mejores. Son los que no van a dar problemas ni a poner palos en las ruedas de sus jefes o del sistema. Esto pasa en la administración pública y pasa también en las empresas privadas. No significa que no puedas dar una opinión contraria a una directriz de tu jefe o superior, aunque a veces es tal que así. Pero si fija una línea (otra más) de hasta dónde vas a llegar por defender esa opinión.
Cuando tu sustento, el de tu familia, un posible ascenso, tu carrera profesional y en algunas ocasiones un posible escarnio público está en un lado de la balanza y al otro, está hacer lo que tu criterio profesional te dice que es correcto. Las cabras, casi siempre tiramos al monte. Tal es así que lo mejor directamente para un puesto de esta clase, es elegir a las personas que sabes de antemano que ni siquiera van a tener este dilema. Uno de los nuestros.
Para más Inri, hemos bajado tanto el estándar que colocamos arriba de la pirámide a algunas personas sin ninguna preparación ni general ni específica y que por no gestionar, algunos no se han gestionado ni su propia nómina. Permitimos personas que les han dado su número de seguridad social al pisar el congreso por primera vez, o cuando su partido les hizo el primer ingreso. La situación ya era potencialmente catastrófica. No estoy haciendo un alegato al elitismo en la democracia, pero es que hoy en día muchos dirigentes, no tienen ni en su curriculum vitae la titulación en “la universidad de la calle”.
A su vez, estas personas aplican esta filosofía a sus subordinados directos y estos a su vez a los suyos. Perdón por la frivolidad porque no es literalmente tal que así, - pero para entendernos - es una especie de “Cosa Nostra”. No afecta en igual medida a todo el cuerpo de funcionarios y trabajadores públicos por supuesto. Los que están más alejados del poder con los que tratamos todos los días, en una gran mayoría no tienen que lidiar con estas situaciones, y a otros solo les afecta en la medida en que puede afectarnos a cualquiera de nosotros en una empresa. Tal vez con la diferencia de que ellos no pueden cambiar de empresa con las mismas implicaciones que un trabajador del sector privado.
En esta crisis ya hemos visto muchos trabajadores públicos que les ha pesado más el otro lado de esta balanza, no han ido al monte, y tenemos las redes sociales llenas de videos que, en otra situación y a lo mejor en esta también, podrían buscarles un problema. Muchos están apareciendo ya en televisión también porque les llaman los medios de comunicación masivos, a buenas horas, mangas verdes.
Pero no únicamente ellos, también otros científicos, periodistas o medios que tuvieron una opinión que contrariaba los intereses particulares de quien manda. Suerte si esperas ver a un científico con más preparación que la reala de tertulianos y presentadores decir algo en prime-time que contradiga al gobierno en esta situación tan grave. Ha sido tan flagrante, que muchos presentadores ya están recogiendo cable. Se ve que, con tanta broma, tanta frivolidad y tanta soberbia, algún muerto se les va a enredar en el cable y ahora tienen miedo de que su credibilidad haya quedado comprometida para siempre.
¿No os parece raro que el único médico epidemiólogo discrepante que habla sin pelos en la lengua sobre negligencia en prime-time, lo entrevistara La Sexta semana y pico después del inicio “oficial” de la crisis?
No es hablar a toro pasado. Es una situación tan clara de seguidismo y negligencia que efectivamente hay que recoger cable. Porque a lo mejor no nos sintonizan más en la vida. Pensarán que así les exculparemos, que decir “siempre seguí las directrices del gobierno” les exhortará como periodistas. Veremos si Roma acaba pagando traidores.
Por lo tanto, hablar de “los expertos y el criterio técnico” así en general de la cosa pública me hierve la sangre. No son “los expertos”, son SUS expertos. No es “el criterio técnico”. Es el criterio técnico dependiente de SUS expertos dependientes de SUS INTERESES en fondo y forma. Algunos tuvieron el poder en mi opinión y algunos tuvieron el deber de alzar la voz y se callaron. Algunos estarán en su casa hoy con la conciencia remordida. Otros intentarán desabastecernos de nuestra conciencia a los demás, como si de papel de limpiarse el culo se tratara. Que entreguemos las armas, antes de que ni siquiera nos haya dado tiempo a usarlas, en sentido democrático. Antes de analizar, de curar y de juzgar.
Esto no es una conspiración. Últimamente además estamos muy acostumbrados cruzar estas líneas de partido-gobierno y gobierno-estado. Donde los intereses particulares y los generales saltaron por la ventana. Como han pasado hace poco, vais a ver muy fácil lo que ocurre y lo que intento decir con otros sucesos muy recientes.
Hace año y poco durante el juicio del procès, al abogado del estado Edmundo Bal le sacaron de su carrera en la abogacía del estado por dar su criterio profesional, técnicamente correcto, argumentado y legal porque era contrario a los intereses del gobierno. En sentido figurado, le cortaron la puta cabeza. Lo peor, lo más triste y lo que te hace muy difícil mantener la esperanza es que hubiera gente defendiera su cese. ¡Por esto mismo! Porque dicen y mantienen que “La Abogacía del Estado depende del gobierno”. Que dependa del gobierno, no significa que esté al servicio del gobierno. El gobierno de España, no es el Estado de España. El Sr. Bal estaba al servicio de los españoles e hizo su trabajo de forma impecable, cosa que nadie ha puesto en entredicho, porque no se puede.
Lo peor fue vernos a nosotros, el pueblo llano, especialmente a la gente que dice ser de izquierdas defender que se le arrebatara el trabajo a un funcionario público por hacer su trabajo correctamente y en favor de la causa pública. Todo correcto. Estamos tan acostumbrados a oler la mierda que no sabemos cuándo nos hemos cagado encima.
Con el nombramiento de la nueva fiscal general del estado, tres cuartos de lo mismo. De hacer campaña por un PARTIDO político, a ministra del GOBIERNO, a fiscal general DEL ESTADO. Sin anestesia ni cadencia ni vergüenza. En este caso como se estaba comprometiendo el espíritu del estado había que apoyarse en un tercero, el Consejo General del Poder Judicial tuvo que intervenir para blanquear. Cambiando la pregunta que se les hacía a sus miembros para elaborar su informe respecto a este nombramiento, y quitar de forma puntual la palabra “idoneidad” de la pregunta a sus miembros.
Que iba a hacer el CGPJ ¿Montar un pollo? ¿Quitarse la careta? Mira, cambiamos la pregunta del informe, quitamos la palabra “idóneo” y así no hay que mojarse. Aquí paz y después gloria. Porque cuando se repartan los siguientes miembros del Tribunal Supremo, otros ascensos que me interesen, o quedarme aquí que se está muy bien, seguramente me toque y no quiero problemas. Todo legal, todo sin problema. Como canta Extremoduro, “Quiero ser tu perro fiel. Tu esclavo sin rechistar”.
¿Cómo va a ser idónea Lola Delgado para fiscal general? ¿Cómo va a ser idóneo que la fiscal general no pueda participar – por la naturaleza y cadencia de su procedencia - de los procesos que tengan que ver con el gobierno que está en activo si es parte de su trabajo?
Fácil. Porque no es idónea para ese servicio PÚBLICO. Pero ahí la tenemos. Por los cojones del gobierno. Ella no podrá participar en los procesos judiciales en los que haya estado envuelta y habiendo sido Ministra de Justicia en ejercicio incluso cuando se anunció su nombramiento, ya está dicho todo sobre su papel. Pero claro, ella si ha hecho nombramientos por debajo suyo ¿Estos no tienen conflictos de intereses entre “su deber público” y su jefa? La cadena sigue, avanza y se extiende.
Se está calentito al lado de la estufa del poder ejecutivo. A la sombra de los pinos. Hoy por ti, mañana por mí. Por ti, por mí. No por el estado. No por la cosa pública. No por los españoles.
Esto señores, es el pesebre del poder. Este es el paciente cero. Todo esto lo vivimos cada legislatura, pero no prestamos atención a lo importante, preguntaos de verdad lo siguiente:
¿Por qué cuando entra un gobierno nuevo empiezan a cambiar funcionarios públicos que lo han hecho bien en su desempeño y de los que nadie tiene queja? Cambio de sillas masivo a lo largo y ancho del estado, en la judicatura, exteriores, educación, institutos variopintos de utilidad dudosa, policía, guardia civil, fuerzas armadas… y sanidad.
La respuesta ya la sabes, pero a lo mejor hasta ahora no te ha importado. Buscan gente que esté bajo su cuerda o dispuesta a estarlo. Ellos son los Master of Puppets. Los putos amos. Esto no va ni de ideologías. Esto va de integridad. La anterior fiscal general era progresista, pero no tan flexible en el desempeño de su ejercicio como el gobierno necesitaba.
Hay gente más dispuesta a pasar por el aro que otra. En el ejecutivo y en las altas instancias del funcionariado público, es precisamente el servicio público íntegro y verdadero lo que te puede restar puntos.
Esto ya lo sabías, y si no ya lo sabes. Ahora estás tú, estoy yo y estamos todos, los que elegimos. Sin medias tintas. En nuestra casa, en cuarentena y en estado de alarma.
Prepárate. Va a salir alguien a un atril leyendo un papel, en un plató leyendo un teleprónter, en twitter copiando un mensaje que le han mandado por el WhatsApp de su partido y te va a decir que la culpa es de todos. Es de la sociedad, del sistema, tuya, mía, de mi yaya de 93 años, de la oposición, de la herencia recibida, de la globalización y de Doraemon El Gato Cósmico. Además de extra con el gobierno actual, la culpa y responsabilidad de la gestión de la crisis también incluirá al Rey de España, Franco, la Iglesia Católica y seguramente le caiga algo también a Amancio Ortega que no se escapa nunca
- ¿Vas a elegir tragarte esto? ¿Si o no?
¿Eran putos locos los que estaban avisando de esto con datos en la mano? ¿Estaban menos preparados que los “expertos” del gobierno? ¿Tenían peores carreras? ¿Menos preparación? ¿Si o no?
¿Eran alarmistas los que decidieron tomar precauciones? ¿Si o no?
¿HAN PREVALECIDO INTERESES AJENOS AL INTERÉS PÚBLICO Y GENERAL EN ESTA CRISIS? ¿SI O NO?[/i]
Yo personalmente no acepto la socialización más absoluta de las responsabilidades ni de las culpas. No acepto que España ha fallado. Ni acepto que, aun teniendo cierto grado de responsabilidad, se equipare lo que haga un partido de la oposición con lo que haga el Gobierno de España en la gestión de una crisis nacional. No puedo aceptarlo, porque no están al mismo nivel, ni tienen los mismos medios ni tampoco tienen la misma responsabilidad para con todos. No, no acepto pulpo como animal de compañía.
Y sobre todo no puedo aceptarlo porque yo defiendo el carácter público de las instituciones del estado. Yo defiendo su poder, que emana de la constitución y de la soberanía del pueblo español. Respeto ese poder, le concedo ese poder y acato ese poder, aunque bien sabe Dios que no pueda estar más en contra con muchos temas. Pero por consiguiente es también mi deber defender y exigir la más alta de la responsabilidad por su parte. Esto no funciona sólo en una dirección. En última instancia, defiendo mis derechos, me defiendo a mí mismo, y defiendo mi integridad como sujeto político. No señor, a cada uno lo suyo. Que yo si cumplo lo que me toca.
Si callas o participas de este blanqueo ni defiendes lo público ni defiendes España ni defiendes al pueblo ni defiendes nada. Todos hemos defendido alguna vez alguna acción política que mejor nos podíamos haber estado callados. Pero como esto no. No como esto. Este es el momento que lo cambia todo. Para bien o para mal. Está en tu mano elegir la dirección.
Si se te pasa por la cabeza ser partícipe de este blanqueo y lavado de manos, con los cientos de españoles muertos en la mesa, con tanta gente que va a perder el empleo, con la catástrofe económica que nos viene encima y las consecuencias sociales que va acarrear. Es que eres un vasallo y un mercenario. Cuando llame a tu casa el CIS o hables con alguien de los problemas de los españoles y digas que es “la clase política”, alguien con cojones debería zurrarte en el hocico con un periódico y cogerte del pescuezo para oler tu propio orín. Como a un perro chico, pero peor.
En este momento necesitamos la total y absoluta unidad nacional para vencer a esta crisis. La sociedad ya está unida. Los partidos políticos de la oposición se han puesto también a disposición del gobierno. El gobierno debe contar con ellos también para tener la máxima representación popular en la resolución de la crisis.
No confundirse, no pido exigir responsabilidades ahora porque no es el momento. Pero si pido que ahora, no se nos haga tragar preventivamente con la exención de las mismas. Que si lo intentan, resistáis. Tenemos derecho a una reparación, tenemos derecho a una mejora y sobre todo como mínimo indispensable y en primer lugar, tenemos derecho a una disculpa. Cosa que todavía a estas alturas no hemos recibido.
Esto ya ha empezado y van a intentar que sea rápido e indoloro (para ellos, claro). Cuando publico estoy hoy 18 de marzo de 2020 a la hora de comer, el mismo tertuliano de la banda de “es sólo una gripe” dice en el plató de Ferreras en La Sexta que está orgulloso de nuestra clase política. No voy allí a cruzarte la cara porque estoy en cuarentena. Sinvergüenza. Traidor. Vendido.
Cuando esto pase, que pasará, exigid lo que es vuestro y lo que es de todos. Exigid integridad. Exigid responsabilidades pasadas y responsabilidad futura. Que esta crisis. todo lo que vamos a perder y toda la gente que se va a quedar por el camino sirva al menos para aprender algo en el futuro. Que sirva para tener una España mejor. Que sirva para respetar nuestras instituciones públicas para los que quieren tenerlas bajo su yugo personal. Que sirva para tener a gente mínimamente preparada en los puestos de responsabilidad, con un mínimo criterio de estado y un mínimo de verdadero criterio público, del de verdad, del que va más allá del mitin y la pancarta.
Y la próxima vez que alguien se tome a cachondeo la importancia de las instituciones, de la separación de poderes en democracia, y de quien ostenta los máximos cargos de responsabilidad no creáis que es un asunto menor porque ya veis que no es así. Defended su dignidad y su integridad. Es la única forma en que una sociedad puede estar unida en democracia y trabajar para dar el mejor resultado colectivo. Cosa que no hemos hecho hace años, que hemos ignorado y que no hemos valorado. Nos hemos acomodado a convivir con el partidismo y el sectarismo.
No hay que reconstruir el sistema como decía hoy el Presidente del Gobierno en la cámara baja, sólo hay que tomárselo en serio, respetarlo y hacerlo respetar. Cosa que ellos y su reala de sectarios, no han hecho.
Lo estamos pagando ya con sangre, muerte y miseria. Que no nos vuelva a ocurrir, por que tal vez no salgamos de la próxima.