En este artículo vamos a presentar una serie de falacias históricas que el nacionalismo catalán utiliza para reivindicar su división con el resto de España.
- La Corona catalano-aragonesa o Condederació catalano-aragonesa:
Nunca hubo tal corona, a eso se le llamó siempre Reino de Aragón. el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV que se casó con la reina aragonesa Petronila nunca se tituló rey de Cataluña y Aragón. No solo eso sino que se reconoció vasallo del emperador toledano Alfonso VII (su cuñado) que se titulaba Hyspaniae Imperator. Además por aquella época no existía todavía el gentilicio catalán ni el nombre Cataluña.
- La bandera cuatribarrada que comparte Aragón, Valencia, Baleares y Cataluña no es catalana:
A pesar de que Rovira i Virgili dijera: "La Unió catalano-aragonesa adoptà l'enseya catalana de les quatre barres vermelles." es falso. El origen de la bandera es aragonés. Representaba la casa real de Aragón. El primer rey aragonés en usarla fue Alfonso II. Todos los autores catalanes del medievo entre ellos Muntaner llamaron a la bandera cuatribarrada, la senyal real d'Aragó. Nunca dijeron que fuese l'escut de Catalunya como dicen ahora los nacionalistas.
Hablar de banderas o de reyes catalanes no tiene ningún sentido. Nunca hubo ningún rey catalán ni ningún Estado catalán. Los únicos reyes de los que se puede hablar son los reyes de Aragón. La casa condal de Barcelona -que no representa la actual Cataluña porque ésta estaba formada por más condados- al único reino al que pertenecieron fue al de Aragón.
Además en la bandera cuatribarrada se encuentra el origen de la bandera nacional de España. La bandera de la Marina Real en tiempo de Carlos III todavía blanca, se cambió por otra que se distinguiese mejor en altamar, se pensó en la del reino de Aragón, pero tampoco se distinguía bien por ser las barras muy estrechas, así en imitación a esta se ensancharon las franjas y la amarilla se hizo doble que las rojas.
- La Diada nacional de Catalunya, símbolo de resistencia nacional catalana contra el imperialismo castellano.
Según el nacionalismo catalán, "el centralismo y el espíritu colonizador de Castilla hacia Cataluña se fue intensificando hasta que en 1714, durante la Guerra de Sucesión, Castilla y Francia aliadas, vencierona Cataluña, Inglaterra y Austria". Nada más falso.
En realidad, el 11 de septiembre de 1714 lo que ocurrió fue la entrada de las tropas de Felipe V a Barcelona que estaba bajo dominio francés. En el asedio a Barcelona participaron miles de catalanes integrando el ejército borbón. Otros miles de catalanes sitiados en Barcelona lucharon para la que estimaban como legítima dinastía española y de la "libertad de toda España". Así lo atestigua por ejemplo el historiador nacionalista Ferrán Soldevilla.
No sólo eso, sino que un siglo después en la Guerra de la Convención. Los catalanes participaron con entusiasmo en defensa de su religión, su rey y su patria contra los revolucionarios franceses. De hecho se puede leer en el Diario de Barcelona del 1 de octubre de 1792 un Soneto Catalá celebrando la toma de la localidad rosellonesa de Bellaguarda:
" Vallesir, Rosseló, la França entera
del valor espanyol lo excés admira:
Ya espera resistir, ya desespera:
ya brama contra el Cel, però delira:
que lo cel es qui vol que torne a Espanya
lo Rosselló, Navarra y la Cerdenya".
Cataluña históricamente se opuso a España y se reveló contra ella:
Bien, con la invasión napoleónica en 1808, los catalanes se levantaron heroicamente contra los franceses y lucharon a muerte por la libertad de España. De hecho, la heroica defensora de Zaragoza, Agustina de Aragón, fue barcelonesa de padres leridanos, y realmente se llamaba Agustina Raimunda Saragossa Doménech. Por otra parte, igual que hubo catalanes luchando en otras partes de España, también hubo españoles de otras provincias que lucharon en tierras catalanas.
Cataluña es una nación histórica.
Todo lo contrario, el nacionalismo catalán tuvo que ver con el auge industrial y económico de la segunda mitad del siglo XIX en Cataluña, además de con la crisis de 1898 con la pérdida de Cuba y Filipinas.
Fíjense lo que dijo Joan Estelrich, diputado de la Lliga Regionalista -el partido de Prat de la Riba y de Cambó- en las cortes de 1931 (fuente: La nacionalidad catalana, cap. VIII de E. Prat de la Riba)
"Lo que nosotros queremos es que todo español se acostumbre a dejar de considerar lo catalán como hostil; que lo considere como auténticamente español; que ya de una vez para siempre se sepa y se acepte que la manera que tenemos nosotros de ser españoles es conservándonos catalanes (...) que no nos desespañolizamos ni un ápice manteniéndonos muy catalanes; en fin, que la garantía de ser nosotros muy españoles consiste en ser muy catalanes. Porque lo contrario es ir contra la naturaleza. Y por lo tanto debe acostumbrarse la gente a considerar ese fenómeno del catalanismo no cómo un fenómeno antiespañol, sino como un fenómeno españolísimo."