Una de las noticias del día es la liberalización de los horarios comerciales en Madrid, proposición de Ley del Gobierno de la Comunidad.
Entre la masa ciudadana hay un práctico consenso de que este tipo de medidas en general y esta en concreto asfixiarán al minorista, al pequeño comercio, al negocio familiar. La factoría Disney lleva décadas vendiéndonos ejemplos de lo trágico de esto, no hace ni falta profundizar. El propietario de una tienda frente a la gran corporación, bien en forma de grandes superficies bien a través de franquicias y modelos de negocio importados. Se argumenta a favor de esta situación que no fomentará la contratación de nuevos trabajadores, sino que supondrá una carga extra de trabajo sin apenas remuneración a la reducida plantilla actual. Yo no termino de estar de acuerdo con esta afirmación pero no quiero ir por aquí.
Llama mi atención que en practicamente todas las noticias, se ha propuesto este frente ya abierto: la pequeña empresa frente a la grande. Pero se está olvidando, tal vez intencionadamente, un mercado emergente y que ya supone una realidad en lo referente a bienes de consumo: el mercado electrónico.
Y es que pese a que logicamente el comercio online absorbe parte de la demanda tanto del pequeño comercio como del grande, a quien más afecta en última instancia es al más vulnerable: a José el informático que con sus ahorros se montó su tienda de piezas y ahora sobrevive gracias al soporte técnico.
Es muy fácil demonizar las grandes marcas, es muy simple hablar de la mala praxis o la posición ventajosa de las grandes superficies. Es tan fácil que hasta se puede hacer aún siendo cliente suyo y no pisando una tienda de barrio en todo el año. Se puede cargar contra una gran entidad sin rostro, se eliminan responsabilidades y se deshumaniza.
Por eso quería proponer el debate en un portal electrónico, compuesto por usuarios que en mayor o menor medida son asiduos a los videojuegos y me consta que también consumidores habituales del comercio electrónico. Algo que nos atañe, algo que nos aporta muchas ventajas, tanto de comodidad por llevártelo a casa, como a la hora de comparar precios, o como pudiendo buscar opiniones de otros consumidores al momento.
¿Creéis que el gobierno debería meter mano en el comercio electrónico y regularlo en función de lo que crea oportuno, en este caso para beneficio del minorista físico? ¿Consideráis que el gobierno debería gravar los bienes de comercio electrónico, aumentando de esta forma su precio y desviando parte de la demanda a las tiendas físicas? ¿que a lo mejor deberían limitar el volúmen de facturación de las empresas online? ¿que deberían hacer una legislación más restrictiva y poner trabas a la concesión de licencias para este tipo de negocios? hay muchas formas de dar una posición ventajosa a las tiendas físicas y no viene al caso citarlas todas.
¿Creéis que hay que poner trabas al comercio online?