Pero para Mill (y es la postura en la que yo creo) debe limitarse al mínimo y sólo cuando el discurso incita a un acto violento directo e inminente.
En este punto estamos todos de acuerdo.
Lo que me pregunto es si ciertas ideas, por su mera existencia, conllevan o incitan también indirectamente a la comisión de actos violentos contra ciertos colectivos. Y en algunos casos me atrevo a afirmar que si.
De ahí que tu postura, la que compartes con Mill, tal vez deba estirarse y reprimir un poco más.
Porque no nos engañemos, muchos de estos discursos de los que hablamos son muy fáciles de rebatir. ¿Pero cuántos lo hacen? O voy más allá: ¿Cuántos tienen la capacidad para hacerlo?
El problema es aquella gente que traga con estas ideas, sin razonar nada al respecto,comulgando con ciertas gilipolleces y que, cuando suman los suficientes adeptos, se convierten en problemas verdaderos para ciertos colectivos.
Ojalá la sociedad actual en la que vivimos tuviera capacidad critica para poder analizar con garantías ciertos mensajes que se lanzan desde determinados lugares y actuar en consecuencia, pero no creo en ello. De ser así, estaría al 100% contigo.
Pero no, esta está repleta de seres mononeuronales que absorben como esponjas la mierda que se les lanza desde determinados sitios. Y esta bazofia, cuando la comparten un gran colectivo, empiezan a ser peligrosas de verdad.
Tengo 0 fe en la sociedad actual, por eso dejar campando ciertas ideas por las redes, puede llegar a ser realmente amenazante para colectivos vulnerables.