#41 Pero antes de la nación política como tal, hay una nación histórica. Y la nación histórica tiene un componente étnico, en España lo tenía aunque ese componente étnico sea mixto (y teniendo en cuenta que yo no creo en la utilidad de los etno-Estados, por mucho que a los japoneses les vaya muy bien). Pero además de ese componente étnico sigue habiendo un cierto componente político en torno a que no dejábamos de ser un Reino unificado con leyes y derechos reconocidos; y también un componente cultural que articulaba todo y que se gestó durante siglos.
Y eso une con un hilo muy fino a España con el resto de Europa: catolicismo, Derecho Romano... Hilos finos pero que ahí están y que en futuro, siguiendo estos preceptos, podrían (y van) a configurar una nueva nación política.
Ahora, si hablamos de igualdad jurídica... Sí, lo que tardó en volver Fernando VII. Pero una nación va un poco más allá de todo eso, hay un sentimiento cultural importante. Y esto no implica renunciar al patriotismo cívico como el de la URSS o los franceses, al fin y al cabo, por eso hemos evolucionado. Pero el componente cultural no se puede despreciar jamás en favor del político, y el mejor ejemplo de esto es Yugoslavia: los lazos culturales se mantienen, los políticos duran lo que les dejan.
Seré muy esencialista, no sé. Pero pienso así.