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Pero es de lo que se está hablando aquí. Es un hilo para discutir la mejor generación Pokémon, no cómo la primera generación fue un bombazo. Esta propuesta es además muy tramposa porque nos es imposible conocer el impacto que habrían tenido ediciones posteriores de haber sido las primeras (en mi opinión no habría variado demasiado porque el éxito de Pokémon y cómo se mantiene fuerte a lo largo del tiempo se debe a una serie de variables que sobreviven en la esencia de la franquicia). También te digo que entre el Charizard de toda la vida y el Mega-Charizard hay cuatro generaciones, y si te sirve de consuelo soy muy crítico con la sexta y la séptima en ese sentido.
Repito que el Pikachu simple (que no es tan simple, tiene mucho de la abstracción del referente realista tan propia del diseño japonés), el Charizard simple y el Bulbasaur simple (éste también tiene mucho del inventivo estilo nipón) no son tan importantes para el éxito de Pokémon como los estás poniendo. No pretendo desmerecer su influencia, ojo, pero la sencillez no fue la razón de su éxito, al menos no la única ni la más importante. En su éxito confluyeron múltiples factores:
-Al ser un producto que seguía la línea de diseño japonés, que rompe con los referentes realistas para apostar por la creación desde cero, le es más fácil ganar universalidad y plantear mundos más o menos desnudos de cultura. Sí, es cierto que tiene mucho de Japón o que Kalos es francesa, pero se consigue la suficiente abstracción para que se mezclen en un universo nuevo y, por ende, de alcance global al deslocalizarse. También, esa línea de diseño facilita la invención de criaturas originales e inauditas y además realza lo kawaii. Se ha hablado largo y tendido de cómo Pokémon permite conectar con un inconsciente infantil en línea con su marcada naturaleza kawaii. Lo adorable define la cultura pop japonesa y buena parte de la internacional, sobre todo para personas como nosotros que se criaron entre series japonesas en pleno auge de su mercado (a día de hoy los estadounidenses están recuperando terreno gracias a que han absorbido parte de la forma de hacer japonesa y han convertido lo random en su kawaii. Ahí tenemos Hora de aventuras, Steven universe o Historias corrientes). Lo kawaii apela a lo infantil, a una serie de atributos ligados a la niñez, y al deseo de ser niño como huida de las presiones crecientes de un mundo adulto que cada vez se va acercando más y más. Esto aumenta exponencialmente su alcance demográfico: los más pequeños se identifican con la personalidad del juego y los más mayores se ven reconfortados en una suerte de síndrome de Peter Pan.
-Su mecánica se basa en el concepto de monozukuri, que se refiere a la dinámica de fabricar cosas con un énfasis al detalle, a la producción por el gusto de producir, a la implicación personal que se consigue cuando eres tú, como jugador, quien se convierte en un artesano con los elementos que te proporciona el juego. Pokémon llega a crear una conexión casi espiritual entre las criaturas y el jugador porque le confiere un rol paternal.
-Dentro de esta mecánica de construcción personal del mundo está el papel fundamental de la adquisición. Es un juego que gira alrededor de conseguir, capturar, ganar, de un coleccionismo muy atractivo y asentado en sociedades capitalistas como las nuestras. El coleccionismo es además materializado aquí de una forma muy inteligente, y es a través de la taxonomía, la detallada clasificación de cada especie que proporciona un aura mucho más natural y creíble, de animal. Quiero decir, la Pokédex no es distinta a cualquier enciclopedia de animales. Esta es una de las cosas que suelo criticar en las dos últimas generaciones, pues las mega-evoluciones y los cristales Z me parecen elementos que les restan naturalidad, animalidad, a los Pokémon. El coleccionismo y la taxonomía refuerzan esa dinámica de fabricar un mundo propio y convincente, ya que predispone al jugador a llenar los huecos, a unir las piezas de su puzzle personal donde él es el absoluto protagonista.
-Sobre esto último del protagonismo, la estructura argumental de los juegos se ajusta en buena medida al viaje del héroe y por tanto recuerda a los arquetipos clásicos de crecimiento y búsqueda de superación, de cómo el mindundi de un pueblo que nadie conoce se aventura a un mundo mucho más complejo (y en el caso de Pokémon especialmente industrializado, Satoshi Tajiri tiene mucho de Tolkien en este sentido porque ambos añoraban su niñez más sencilla en el campo frente a las complicaciones de una industrialización quizá demasiado agresiva y alienante).
-Los videojuegos estuvieron acompañados por uno de los mayores fenómenos de mercadotecnia, lo cual evidentemente ayudó a configurar una generación Pokémon con todas las letras. Es seguramente el mejor ejemplo de narrativa transmedia gracias a la extrema popularidad que alcanzaron todas sus variantes y cómo se interconectaban entre sí (aquí entraría lo que comentabas sobre Digimon y los videojuegos con anime, que si bien Digimon también tuvo juegos antes de la serie éstos no fueron tan revolucionarios).
Y mira que había dicho que no me apetecía escribir mucho sobre el tema. En fin, me dejo cosillas pero el mensaje queda claro. La sencillez tiene su importancia, no lo niego, es parte muy importante del estilo kawaii, pero ni de broma es El Factor con mayúsculas. En Pokémon confluyen muchas cosas que lo han convertido en un titán. Y reitero, aquí se está discutiendo la mejor generación, y creo que deberíamos ser capaces de ir más allá de lo más básico. Por muy popular que fuese Charizard, un mejor criterio debería ponerlo por debajo de Ludicolo.