Tote: ¿Qué pasa pirata?
Ortiz: Oye ¿dónde andas?
Tote: Estoy en casa.
Ortiz: ¿Bajas en cinco minutos? Yo cuando esté llegando te pego un toque, ¿vale?
Tote: Venga, perfecto.
La conversación se reanuda en otro momento, con el Girona siempre como objetivo y centro de la conversación.
Tote: Oye.
Ortiz: ¿Te ha llamado o no?
Tote: No me ha llamado.
Ortiz: Joder.
Tote: Tranquilo, tú cena bien y duerme tranquilo, que esto se va a hacer y se hace en su momento, te quedan dos días, tranquilo...
Tras empatar con el Girona (1-1), Enrique Ortiz, el máximo accionista del Hércules habla con el capitan de su equipo, Tote, quien le explica que los jugadores del equipo contrario estaban primados por hasta cuatro equipos que aspiraban al ascenso a Primera División.*
Tote: ¿Qué pasa?
Ortiz: ¿Qué pasa tío?
Tote: Ya lo ves. Esto es así tío. ¿Has visto lo que tenían los demás?
Ortiz: Hombre, estos estaban primados todos.
Tote: No, no, primados no, escúchame, 300.000 [euros], 25.000 cada uno [de los jugadores], de los cuatro [equipos] de arriba. Eso para que digas que no sueltan pasta. Esto es la guerra monstruo.
Ortiz: ¿Y empatando les pagan?
Tote: La mitad. (...)
Ortiz: ¡Qué hijos de puta! (...) Bueno, no podemos fallar el próximo tiro (...) Allí tienes, allí tienes amigos, ¿no?
Tote: Sí. Lo que pasa es que yo no voy, tengo la tarjeta, este CENSURADO [por el árbitro] me ha sacado una tarjeta hoy. Pero ya lo hablaremos por otro lado.
Ortiz: No, es igual, aunque no vayas, vas.
Tote: Pero puedo encargar, lo puedo a encargar a Abraham [el segundo capitán del equipo], no hay problemas, ya hablamos esta semana.
Ortiz: No, no, no, pero haz cuenta que te vas para allá, tú y yo, los dos. ¿Van en avión, no?
Tote: Sí.
Ortiz: Pues cuenta, no te organices que nos vamos tú y yo para allá.
Tote: Bueno, vamos hablando, tranquilo.
Ortiz: Habla todo lo que tengas que hablar y aprieta, ¿vale?
Tote: Venga.
Durante los días siguientes, el máximo accionista del Hércules convence a Tote para que vaya al próximo desplazamiento aunque no pueda jugar porque está sancionado. De esa manera, según se deduce de las conversaciones que mantiene Ortiz durante aquellos días, Tote puede hablar con jugadores del equipo contrario e intentar convencerles para que se dejen ganar a cambio de una prima.
Conversan Enrique Ortiz, accionista mayoritario del Hércules, y un familiar sobre el intento fallido de pago de primas en el partido Hércules-Salamanca, y sobre la presunta compra del jugador Raúl Navas, portero del Córdoba, al que se habrían pagado, supuestamente, 100.000 euros para el decisivo partido de la jornada 36, que el conjunto alicantino venció por 4-0..
Allegado: ¿Tú crees que van a decir que no?, dicen que se dejan, luego si ganan, ganan, y si pierden dirán que se han dejado [...] Puede que diga, oye, que queremos tanto, ¡no!, no queremos, vamos a jugar a ganar...¿tú crees que van a ser tan burros?
Ortiz: Ellos saben [...]
Allegado: [...] ¿El qué saben?
Ortiz: Los futbolistas no son tontos, saben si se dejan o no...el otro partido, es que no se notó que el portero se había dejado...hostia, todo el mundo dice: macho, si no te conociese, lo rata que eres, pensaría que habíais comprado al portero.
Allegado: ¿El portero del otro equipo? ¿de qué equipo estás hablando, ese partido?
Ortiz: Del anterior, del último que ganamos aquí... le di 100.000 euros [por Navas]... en el primer gol de Tote se tira para el lado contrario... es que fue la hostia macho... ¿Tú lo viste?
Allegado: Pero no sabía que habías pagado al portero, ¿el 4-0?
Ortiz: El 4-0... 100.000 euros le había dado al portero.
Allegado: Ahora me entero de eso, qué decepción... madre mía, qué decepción.
Ortiz: (Ininteligible) Salamanca, le ofrecimos 150.000 euros, no quisieron... y les metimos también cuatro.
Allegado: Qué decepción tío...
Ortiz: Primero le íbamos a dar 300.000 al equipo... el equipo dijo que no se vendía, que le hacían falta los puntos, y que no se vendía... entonces cogimos al portero [por, presuntamente, el guardameta del Córdoba]... y le dimos 100.000.
Allegado: Te toca los huevos, 4-0, no le canta al equipo (...) [por los compañeros del portero] Cabrón, tú es que te has quedado...` no saben.
Ortiz. ¿No saben?
Allegado: Circunstancia de mala racha... pero hostia, 4-0, para que no vea... ninguna duda, que se había dejado ante ti, dirá: Así Enrique sabrá que no hay ninguna duda, 4-0, no me han metido 24 porque no han llegado más, si no me dejo todos...
Ortiz: Nada...
Según se acercan las jornadas clave para el ascenso a Primera División, Enrique Ortiz, imputado por cohecho, fraude y tráfico de influencias por el caso Brugal, se siente vigilado. Las conversaciones con sus colaboradores -en este caso su presunto intento de comprar al Recreativo de Huelva, en la jornada 38- se vuelven crípticas.
Colaborador: He estado con el amigo.
Ortiz: ¿Con el amigo deportista? [Por, supuestamente, Tote]
Colaborador: Exactamente.
Ortiz: ¿Y está la cosa bien o qué? [...]
Colaborador: Escúchame es que si se arregla ahora está todo claro ya, eh...
Ortiz: Vale, venga y qué, ¿cómo se llama?
Colaborador: La Ducati 350 [por, presuntamante, la cantidad de 350.000 euros]
Ortiz: Vale, dile que sí.
Colaborador: Más lo otro.
Ortiz: ¿Cómo que más?
Colaborador: Sí.
Ortiz: ¿Estamos locos o qué?
Colaborador: No, no, no, escúchame una cosa. Escúchame que yo llevo dos horas hablando, eh...tiene que ser así, o sí, o sí... y tenemos ya el tema arreglado.
Ortiz: Pero aparte, ¿aparte de lo que tiene?
Colaborador: Sí, lo que tiene en casa porque las potencias exteriores son muy gordas.
En otra ocasión, Ortiz habla con un allegado.
Allegado: Dígame usted, porque me llevas un lío de mucho cuidado [...]
Ortiz: Escúchame, tú olvídate de lo tuyo, lo que tiene que hacer con la prima es lo que yo le he dicho a Luis, y lo que pasa es que tengo que confirmarlo con Valentín y demás [...]
Allegado: Sí, pero los 200 libros [por, supuestamente, 200.000 euros] [...] Los 200 libros que tengo en casa, que no los tengo que echar...
Ortiz: No, no.
Allegado: ¿Me olvido de eso?
Ortiz: Olvídate [...] Tienes que tener preparado 300.000, porque esos no son míos [...].
Allegado: Pero escúchame una cosa.
Ortiz: 300.000 euros.
Allegado: Es que yo no tengo...[...] Escúchame Enrique, y que, esos 200.000 a mí no me los han dado.
Ortiz: Ya lo sé [...] Dios mío, ya lo sé. No son míos, no te los van a dar. Vale, ya lo tengo claro, prepara los 300.000, que yo hablaré con Valentín. [...] Para ver si se le dan 300.000, 100.000 o 20.000. No tiene nada que ver, que el banco los tenga preparados.
Allegado: [...] Vale, que yo ya ahora he dado orden para que se preparen, 200, los 300.000.