Animal Crossing: New Horizons #HG

Un día estaba yo tranquilo y me sale la misión de golpear una roca.
Yo muy feliz me acerco a una roca, cavo los 2 huecos en los diagonales. Mientras tanto veo que estaba Leopold en la pantalla pero a unos 5 pasos mía.
Tras cavar el último agujero me doy la vuelta con mi personaje para alinearlo con la roca. Leopold se acerca un paso más hacía mí pero no le presto atención.
Empiezo a golpear la roca con mi pala -"Wow, la roca del dinero!!!"
Unas monedas, 2 monedas, 3 monedas...
Pero sigilosamente, se acerca Leopold que al sonido del "clink", le urge esa curiosidad felina que se le asigna a los de su raza.
Cuando voy al 4 golpe, es tal su proximidad a mi personaje, que este decide dejar de realizar su labor con la pala, la roca y el dinero. Justo para entablar esa conversación que no se había mantenido en semanas.
No recuerdo sus palabras exactas, algo como -"Hacía tiempo que no hablabamos. Pensaba que me estabas evitando". Sus palabras retumbaban en mi mente pero no las escuchaba, dentro de mí surgía el fuego de la ira, la venganza, la rabia...Un volcán a punto de estallar.

Desequipé la pala, busqué la red cazamariposas y allí mismo desaté mi furia. Al principio se lo tomaba como un juego, pero los azotes fueron en aumento, su cara se fue tornando aliquebrada, un mar de pena convertían a este rey de la Selva en un alma languida. El vecino con el que tanto ahínco quería mantener una conversación le estaba azuzando con la red.
-"Qué vergüenza, qué humillación!"-
Y así me mantuve durante 10 aciagos minutos, red en mano, sin descanso, sin misericordia, sin una gota de empatía sobre ese ciudadano que tal fatídico día decidió entablar una conversación en el justo momento en el que no debía.

Sus chistes de idiomas y sus juegos de palabras convertidas en banales infortunios
-"Qué hice para enfurecer a este vecino!?- Aun se pregunta Leopold.
Mientras busca una mirada cómplice, una señal para volver a entablar una conversación que encauce esa buena relación entre vecinos, ese roce amable que haga renacer esa llama tiempo atrás apagada.
Leopold mira con el rabillo del ojo a su vecino mientras pesca en el río. Pero no puede atrapar ninguno, las manos le tiemblan, las piernas no aguantan la presión, el rechinar de dientes le taladra la cabeza. Todas estas sensaciones surgidas por un sonido que escucha a su alrededor.
-"Zsss" "Zsss"
Y allí estaba su vecino con red en mano. Deseando que su archienemigo se atreva a dirigirle una palabra.

...
Y así estamos, que no se atreve a decirme que se va por miedo a que le azuce de nuevo.