Battle Brothers DLC Beasts & Exploration | Asalto al monolito

Hay una historia en la taberna de Freidorf que los parroquianos adoran contar. Siempre que algún grupo de novatos llega a la taberna, los codazos y las miradas cómplices de los habituales de aquel antro se suceden, mientras esperan la típica pregunta que siempre acaba por surgir entre alguno de los lampiños mercenarios.

¿Y por qué llaman "Bosque de las Arañas" a la zona norte de Hogfolk?

En ese momento el más sobrio de los presentes carraspea y comienza la historia.

Hace mucho tiempo, antes de que los no muertos intentasen invadir estas tierras, la famosa "Compañía Dorada" no era tan famosa, y tenía que ganarse el pan aceptando cualquier trabajo que los nobles se dignasen a ofrecer.

La tarea que ofrecía el joven Norman von Eisentein parecía fácil, peinar la zona de Fleetfeet's Range en busca de bestias y traer el mayor número de trofeos posibles. "Un pequeño paseo por las llanuras cazando cachorros y arañitas", bromeaban los hermanos. Pero en esta vida la fortuna siempre juega malas pasadas, tras varios días peinando la zona, ninguna mala bestia se cruzaba con los valerosos hermanos y estos empezaban a impacientarse, volviéndose cada vez más temerarios...

"Mi capitán Egil, si en vez de peinar las llanuras y los lindes del bosque, entrásemos en la profundidad, seguro que acabaríamos con esta maldita cacería de una vez por todas". Al principio Egil rechazaba la idea, precavido como es conocido por todos, pero al final el mismo empezaba estar cansado y terminó aceptando.

Dentro del bosque no tardaron mucho en encontrarse con algunos webknecht, pero no se dejaban alcanzar y atraían a los mercenarios hacia las profundidades, los hermanos, quizás fruto de la impaciencia, ¡no vieron la trampa hasta que fue demasiado tarde!

"¡Lanzas preparadas! ¡Alfred y Theudobald! ¡A los flancos! ¡Arqueros detrás!" gritaba Egil cuando vio que la retirada ya no era posible. Las filas de los hermanos eran un caos mientras las arañas los rodeaban...

Pero cuando Sigmund izó el Grifo Dorado, todos gritaron al unísono: "¡¡¡Bajo el oro, el acero amargo!!!" La batalla comenzaba y no sería fácil ni rápida

Las flechas, virotes y jabalinas volaban, pero las malditas criaturas eran rápidas ¡Y aprovechaban la cobertura de los arboles! Docenas de inmundas webknechts se estampaban contra las lanzas, hasta que conseguían flanquear a los lanceros y la defensa se desmoronaba. Alfred envenenado, cubierto de telarañas y arañazos, describía arcos con su mandoble, cercenando arañas por doquier. Theudobald, rodeado de inmundas criaturas, empalaba una tras otra con movimientos certeros de su lanza.

Ya no quedaban energías para apartar el mar de telarañas que los cubrían, los arqueros se veían obligados a desenfundar sus armas, mientras los hermanos que podían volvían a la retaguardia para acabar con las arañas que atosigaban a los arqueros.

Cuando todo acabó y las ultimas webknecht huyeron a la espesura, solo quedaban cadáveres de araña, telarañas y escupitajos de veneno. Alfred yacía seminconsciente por el veneno, rodeado de cadáveres y cubierto de telarañas. Heimrad se vio rodeado y casi no lo cuenta de no ser por Sigurd, que acudió en su ayuda en el último momento.

Sin tiempo que perder, pues aún existía peligro de que volviesen las webknecht, los hermanos pusieron rumbo a Helfenstein, los pueblerinos contaron más de 35 cabezas de araña, múltiples rollos de seda y frascos de veneno. Ni el rácano de Norman von Eisentein fue capaz de negarle la totalidad de la recompensa a Egil. muchos cuentan como al salir de la mansión, hasta Alfred había recuperado el color gracias al milagro del oro.

Si piensas que esta historia es una patraña de borracho, cualquier veterano te puede contar que el viejo Norman nunca racanea con las misiones de cazar Webknecht ¡y encima de la chimenea de su sala de reuniones, podrás ver la cabeza disecada del webknecht mas grande que jamas hayas visto!