Al silencio, sin duda, se le atragantó su propia lengua. Ya no decía nada. Ya no era bibliotecario; inspirador. Pululábamos inmersos en una bolsa de aire cargada de tensión. Nos habíamos alejado universos. Ambos deseábamos marchar, desaparecer uno de la vista del otro, pero nuestros cuerpos no podían, nuestros cuerpos no se querían alejar, nuestros cuerpos, superando a la conciencia que los maneja como títeres, deseaban perdonarse. El deseo por desgracia no supone la consecución de la acción. La acción en cambio, como mera acción en sí, sí que inspira un ambicioso deseo. Mi cuerpo insistía, el suyo desistía, pero en menor grado. No había duda. Nuestras conciencias viajaban a la velocidad de la luz para reencontrarse.
#579
El spam es por usar el móvil, no me dejaba copiar el texto de una vez. Error mio.
¿Errores ortográficos? Claro, pero algo tan burdo tiene un contexto que te invito a descubrir.
"Había cumplido con su deber. Había mantenido su palabra y ahora era libre de seguir su camino.
Su espada era uno con él, juntos habían servido a su rey con lealtad, obligada y sin voluntad.
Un héroe convertido en asesino, libre ahora de elegir su enemigo, se volvió contra quien le hubo corrompido.
Toda una vida marcada por un odio heredado, fruto de una ambición sin frutos en sangre derramada.
Mil vidas apagadas por un alma desalmada, la impunidad de quien ordena, no ejecuta, pero condena.
La espada hundida, justicia tardía. Víctimas de la espada, condenados por la palabra.
Un solo acto de conciencia, insuficiente en apariencia.
El perdón de sus víctimas su único consuelo, el arma también atravesó su pecho.
El juicio de los condenados será eterno, juez y verdugo a sus pecados enfrentados.
Solo uno afrontará su destino con hombría, sin reclamar el perdón, aceptara su juicio con honor."
Improviso algo para que el post no quede como "innecesario".
Nuestro Vietnam, de púrpuras con sombras y destellos, de minas en tu espalda bajo el humo, después de medianoche brilla más.
Piedras preciosas, lucen a través de tu vestido transparente favorito, y hago que exploten y te vistan los anillos y pulseras y collares sólo, besarte es vértigo.
Bailo con tus labios, sus oleajes, navego en ellos y descubro carreteras y autopistas sumergidas, senderos impregnados del sabor de mayo, tu cuello táctil
Y sus decenas de cientos de miles de constelaciones. Suena Jimi, Jimi Jimbo.
Hoy he fumado, es una mañana perfecta, no ha llovido, no hay agua ni inundaciones. No recuerdo cómo se llama el final de la calzada. Supongo que así, el final de la calzada. Donde hace canto con la acera y a cada varios pasos hay desagües del alcantarillado, y así cae el agua de los cubos de agua que vierten las porteras, o los taberneros cuando amanece. En nada saldré de la cueva a redesayunar. Café con tostadas y un cigarrillo en el balcón, apoyado en la repisa de la ventana de al lado del sofá. Eso el cigarrillo, el café lo tomo sentado a la mesa. O de pie, según las prisas. Dicen que no es sano, pero qué es sano hoy. Hambre de lobo, buena señal. Ruge.
La costa, nuevos paisajes, hace años que no veo el mar, nunca lo eché tanto en falta. Palmeras, los libros, el metro y los horarios. Live at Royal Albert Hall, 1969. El tercer hombre.
This is Daniel Bryan’s year.
Sábado a altas horas entrando en domingo, cerveza y películas japonesas, y las novelas negras de Jim Thompson.
Debería afeitarme, molesta, rascar en exceso es malo. Joder, sí que pica. estoy incómodo, desubicado, alerta, hiperactivo. Mi vida sería mejor si Joe Rogan la comentase ininterumpidamente.
Here. We. Go.
Cada día la amo un poquito un más. Luché por ella, course I did.
Barao vs Dillashaw, ni puta idea de quiénes son.
Presented by Bud Light.
El coma, sus despertares. Solía recrear historias, camiones cisterna volcando en autopistas, plagas y la alerta nacional, pillaje a gran escala en almacenes. Tabernas, conflictos y resoluciones en la morgue. Cafeterías, diálogos sublimes con la voz más dulce, con su templanza, serenidad en cada sílaba. Escucho la textura de sus labios por teléfono. Disparo a las estrellas desde el autobús, disparo a los reflejos del océano, desde colinas en la costa. Dibujaremos sobre la arena el nombre de Ian, la fecha de su estancia en el planeta, y un trago de vino en su nombre, sobre la arena también. Nuestro Vietnam.
El teclado es suave, ligero, deslizante, perfecto al tacto una vez tal. Retiro la mención honorífica a Internet Explorer, menciono honoríficamente a Opera. Queda un culín, y la última lata. 33cl, 4,8% vol. No es mucho, y son pasadas las doce. Tengo por norma general particular no ingerir alcohol hasta después de mediodía. Ya es después de mediodía. La mañana muere a la hora de comer. Una vez termina uno de comer, se saluda con buenas tardes. Buenos días es antes de comer.
Es aleatorio, una primera toma de contacto, un hello world.
La delgada línea roja.
Un día de estos le hago un Gran Torino a tu perro, y luego a ti, por zorra, por histérica, tú y el otro imbécil. Pobre niña, sal corriendo y no mires atrás, no es tu culpa, perdónales y vuelve en unos años, bomba lapa. Y no es la primera ni la segunda vez que os avisan, porque lo sé, y aun así ni caso, no va con vosotros, faltaría más. Mañana subo, tiro en la nuca a impresentables, no secound thoughts.
Las cucarachas y el Corán bajo la alfombra, flamenco y oraciones y subwoofers, caladas, pasajes peatonales y las cuerdas y las pinzas y el aroma a suavizante en pleno agosto vespertino entre las siestas.
Y el ático.
El juego de la silla de los niños pequeños en el cole, definición de manual de la ley de la jungla.
Hay ciertas cosas que asustan:
Asusta intentar hacerlo todo bien y que todo salga mal,
Asusta preguntarte por qué no has desarrollado lo que siempre has sabido que eras,
Asusta la indiferencia que le lleva a uno a preocuparse sólo por el momento presente:
Las cosas van perdiendo importancia; las personas, relevancia; y la vida, sentido.
Desarrollas la capacidad de disfrutar las cosas tal y como vienen en el momento,
Pero escúchate: no le estás pidiendo nada a la vida, y lo sabes. Te estás perdiendo vivir.
Quizás no exista mayor humildad que el no actuar y el dejar que todo siga su curso, sí,
Pero cuando alguien te coge de la mano y te dice "Esto es por ti y es lo que deberías haber tenido siempre",
Y no sólo se preocupa, sino que sabe cómo hacerlo y te demuestra que de verdad hay razones para merecértelo,
Comprendes que aún quedan motivos por los que luchar,
Que aún existen personas que escuchan y que aún existe gente con verdadera voluntad.
Y entonces recuerdas. Te recuerdas. Te ves en un espejo reflejado en otra persona.
Lloras y te preguntas por qué no eres tú. No hay una sola respuesta, hay demasiadas.
Intentas no pensar en ello, pero a veces cuando la diferencia se acusa es inevitable.
Y te abrumas. Por todo y por nada. Por lo explicado aquí. Por el sinsentido. Por la razón...
Por las siete mil cosas que nunca han encajado y que te ves forzado a aceptar de repente,
Porque aceptar que no hay mejor terapia que la proporcionada con amor, cariño y ternura también es difícil.
Porque convivir con la dualidad entre ese reflejo que era tu potencia y aquello en lo que te has convertido es duro,
Y ahora cada vez que te enfrentas a una nueva situación, sabes que en lo más profundo de ti se producen operaciones entre ambos yoes, y eso que nunca te gustaron las matemáticas.
Pero lo más convulso sin duda es la paciencia adquirida. Y lo que más duele no es el hecho de controlar cada situación, palabra o movimiento. Lo que más duele es la conciencia de dicho control y saber que en tus manos está el hacerlo bien, pero que también podrías hacerlo fatal si te lo permitieras.
La tentación de cagarla y el drama siempre tendrán su morbo, y tú que ni siquiera has necesitado una excusa para ambas cosas en la vida necesitas una desintoxicación urgente.
Asusta no ser un veleta y un reventado, pero ya es hora. Te lo mereces.
Anoche sublimé la gran ciudad. The journey. Contra fantasmas, contra el humo. Lusi está contenta.
Le cuento historias a mi sobrina, me mira, clava su luna nueva, sonríe, y grita, y juega y toca cosas y explora y la contemplan y le encanta. Difuso domingo nublo y orbayu. Palmeras y rocas solubles a través del agua, fotografías y encuadres de las torres, las escaleras en los altos y la barandilla en la recta del pico. La ciudad a resguardo en la muesca de las hojas y el tronco y los setos y arbustos. Camino, pregunto, discrepo y absorbo y reclamo, las brechas y paréntesis y el puente y la soga en la cuerda floja. Alemania, llevadme. Te vendo mi vergüenza, con descuento, a plazos, al contado, en pagarés, participaciones, letras, cheques, sacos, bolsas verdes de basura, latas de albóndigas, sofás. He cocinado robellones, con sal, y luego kétchup.
Pueblo nuevo, Gran Vía, Diagonal, Aragón, Meridiana, y da highs. Las cuestas, puertos peatonales de montaña, la chocolatina de suspensiones en el taller de Xzibit, cuadrículas desde el aire, cruces y tesoros y caladas en los porches de la Plaza Real, la lluvia, la fuente sin un alma, ventas ambulantes de latas de diésel, amigo. Tres mujeres amables me colaron en un pub, muy amables, verdaderamente amables y simpáticas, y amables. Gané el respeto de un negro en su intento por torearme. Soy de aquí. Lo que se dice irse, irse uno, de irme, nunca ocurrió. Del todo.
La recta no finita, la columna del mapa, sábado noche. Hamburguesa de un euro y cerveza de poco más de medio. Euro. Y buenos días. Estoy algo moreno, rojillo, a tono. Por poco habría terminado comprando un tinto de verano, no lo vi como un acierto al instante, agradezco no hacerlo. La excusa del botellín, la vía saludable del alcoholismo, licor y zumo. Proceso vitamínico en contienda con gorila maik, fumado maik. El zumo era de naranja, lo mezclé una vez pude sentarme al paso elevado de una verja, al escalón ese, los hay de todos tamaños, profundidades, vértices, texturas y significados según el paisaje o la vista o el pasatiempo de delante. Uruguay Costa Rica, el aperitivo.
El fantasma de Harlot, la casa del libro a primera hora, el olor a recién encendido, a poca humanidad condensada todavía. Poquita, densidad agradable. Hardcore Pawnshop.
Bus hasta Lesseps, y descender, y experimentos, ambiente oscuro y brillante, nítidos atenuados, la claridad de escaparate y de pinturas al fresco en lienzos con marco y dedicatoria anónima y sin rostro. Y un maletín, de bien, de desembocadura en el solsticio, verano, las copas, cocinas, octavillas de dos números en el reverso, un caradura anda suelto por calles y avenidas y marquesinas, un ornitólogo en la cárcel.
Saludé y lo devolvieron y reían, y asomaban destellos y reminiscencias benignas y joviales, livianas, ligeras, flotantes, elevadizas, movedizas, quebradizas, desquiciadas, calesas blindadas y soldadas tiradas por holgazanes de pezuñas cargadas de mugre y sedimentos agregados de autonáusea, holgazanes de voluntades díscolas. La pereza, la negación, la eterna ruta eternamente incompleta, la caída inevitable.
Lunes, ceniza y medio cielo en huelga, mejor mañana, tras la clemencia del sesenta y ocho. Far too late.
Saldremos de esta, por supuesto que sí. Los dos patitos, pide un deseo, y no soples. Ahógate y renace, fuego se combate con más fuego. Y veintitrés.
Qué quieres ser, quién, cómo piensas serlo, qué piensas, dónde te ves, qué te motiva, enumera lo que aborreces, enumera a quien aborreces, razona el por qué. 3.25 puntos.
También se le suele llamar bordillo, para sentarse a resguardo en los porches y observar y escrutar vías, opciones, disyuntivas, negaciones, rechazos, corrientes, sonrisas, acentos, referencias, complicidad, picardía, parálisis, guiños, maquinaciones, desventajas, bailes, prolegómenos, tangentes, formalidades, disuasiones, faldas y tobillos y reflejos a contrarreloj. Se conoce, lo hace saber, su tiranía y el vacío en la elocuencia, y las monedas, la cara oculta al conocer, al aceptar, a los amagos y las fintas. Quién mató a John Kennedy.
Tu Henry Miller personal, personalizable, con accesorios, por fascículos, camaleónico, de camuflaje, caleidoscópico, telescópico, focalizado, terreno, sin alas, sin botas sumergibles inox. A la postre un portento existencial en venta, caballo de roble al alza, simbiosis, fisión en cataratas de mitad de junio, clanes de magrebíes del negocio, de niggas del negocio, roles y tareas por defecto. Tu dramaturgo. ¿Sales a fumar? Salgamos a fumar, por defecto, por hastío, por exceso de sabores condensados y tontunas y expresión pastosa. Amor produce. Elsa. Diría que número incorrecto, tentación al trébol, fortuna, la rueda, tu historia, dime, puedo escucharte, haré el esfuerzo. Cuánto tiempo necesitas, dime. Dime. Diez mil como tú está bien, palabra desnuda. Las once. Catarsis en directo en pequeña Italia, tu historia, y la suya. Seré puntual. Se precisa comunicador inquieto, de esquemas, con modulador y ecualizador y regulador de intensidades según objetivos y espectros socioculturales, y un baño fresquito, las chanclas, los soles, y la narrativa, la inmediatez del tráfico de datos mientras sigan circulando. Se precisa espontáneo, con experiencia mínima de tres años en el campo de la retorcedura y quebrantamiento de la paciencia y esperanzas y fe en la retorcedura y quebrantamiento de la paciencia y esperanzas y fe.
Se precisa salvador y superhombre en editoriales e imprentas y eventos del puño cerrado, de la recaudación y recolecta de fieles de palabra desnuda sin cuerdas vocales por uso indebido de cuerdas vocales. Hooligan en tu sección dominical, en tu folleto, tu panfleto, tu marketing de guerrilla. Se precisa sofista de lunes a miércoles, de crónica del festival de anoche, de la sardana de anoche, de las dos alemanas entre el público de la sardana de anoche, del how you doin.
Mordemos la manzana de Eva, la mordaza sexo, las tetas, los sueños estética, la estética tiempo, el tiempo muerte, el asco, el plato, el crudivegano y el bifé criollo. Criamos una legión de gatos nazis, de asesinos políticos de gatos políticos y de dragones de 8 cabezas procedentes de Marte y de Venus.
Sobre el patio del colegio yace un mantra de caracoles secos. ¡Prendamos fuego al colegio! Necesito que me des una lupa, la noche se encargará del resto.
https://www.youtube.com/watch?v=cOLNXwcDIEA
174500 ángeles medusa nacen cada día en la vagina abismal de fosa abisal Mariana. Cáncer de hueso. Horario. Cáncer de Trópicos. Estrellas marinas toman el sol sobre la arena de la orilla del mar Mediterráneo, en una playa de Cádiz. Carcinus maenas. Una libra de males incurables. Librarme del mal y de los gusanos, del pastel de Pilar. Gusanos invisibles comen de tu sustento en tu plato, forman crisálidas cristalinas en tus entrañas, murciélagos argentinos. Lagos de sangre y miel en sus sesos.
Barquitos de papel de periódico navegando entre las aguas que fluye entre mis manos, entre mis dedos.
Cientos de historias reposan en el vertedero de la ciudad, bajo la tierra nace el oro negro. El amarillo procede de las Supernovas. El verde brota del manantial que hay entre mis piernas. Sin ambición no hay camino. Las estrellas nacen de las copas rotas de cristal de Bohemia. Trozos espejo tras el cristal, caleidoscopios mutilados en los ojos.
Llega el día en el que cualquier proposición que te haga una mujer para salir a tomar algo es recibida por tu pobre corazón como una nueva oportunidad para engañar a la soledad y escapar de ella. Empiezas a elaborar un encuentro perfecto con esa persona aunque apenas la conozcas y serías capaz de confiarle el amor que guardas. Eres, pues, como el niño ilusionado con ir al parque de atracciones y que cuando llega se encuentra con una mesa ocupada, dos cervezas y a la mujer por la que hubiese muerto, aun sin conocerla, besando a un gilipollas menos gilipollas que tú en ese momento.
De profesión
Forense, forense homeopatico.
No creo en la homeopatía
<inserte váter aquí>
<Inserte agua de mar aquí>
<inserte canción de Sho Hai aqui>Tarxidermia es mi empleo. Buenos días, soy forense, de profesión forense, forense homeopático.
No creo en la homeopatía.
No me interesa su vida. Buenos días, soy el forense, dónde está el cadáver.
No he llamado a ningún forense.
Soy el botánico. Dónde esta esa flor. Dónde están mis guantes. Enfermera, bisturí. Enfermera... enfermera, donde diantres esta la puta enfermera.
Diantres <inserte aquí un <lol>
-"Hey Lol, you alright?"
<"Laughing out loud">
<latas de anchoa en semiconserva de un gritón de dolares de público enlatado>
-no existen los gritones de dólares
<latas de anchoa de 0,55 cien timos de euro robadas por nonagenarios enlatados>
es correcto. Felicidades. Ha ganado un vale de 0,13 cientimos de descuento para gastar en su próxima compra superior a 100 gritones de leuros.
la culpa es de Zp y sus manoletinas.
la culpa es sus hijas las jevis.
la culpa es de Mariano el Rajao.
la culpa es del el triangulo de las Azores.
la culpa es de Franco.
la culpa siempre es del muerto.
-No hay ninguna enfermera.Buenos días. Soy el forense. Dónde está el fiambre, el cadáver, miasma, la roca. ¿Donde esta el oro? ¿Porqué acude a mi consulta si no esta muerto? ¿dónde está el picapollo? Dame su receta. La quiero ahora. Me has oído bien ¿Enfermera?. ¿Enfermera? Puta Lore.
<suena el teléfono>
- Alo??...
- Clarisse, me encanta oír tu voz por la mañana huele a flores... ¿qué tal va todo?
-¿Tus padres? - Vaya.
- ....
- eh, puedes acercarme el ácido nítrico, tengo que diseccionar un cadáver.
Y con la aguja del reloj rozando peligrosamente el inicio del siguiente minuto, ella apareció en forma de una silueta a lo lejos que a medida que se acercaba se dejaba ver en detalles y claridad.
La melena castaña por encima de los hombros moviéndose casi coreografiada, ondeando en olas sueltas de viento que venían de direcciones aleatorias. Su cara, perfilada en lo alto de un esbelto cuello que pedía ser mordido, se insinuaba entre una sonrisa elocuente y unos ojos pasionales y profundos de forma rasgada que encajaban a la perfección en esas facciones cinceladas. Su cuerpo se dejaba intuir en formas bajo la camiseta volada y los vaqueros ceñidos que lucia, mostrando una feminidad propia de la mujer que sabe explotar sus curvas y chicanes. El paso, firme y sensual, giraba cuellos en el entorno denotando que el aura de feme fatal que llevaba no era casualidad, si no instinto y costumbre. Ella conocía perfectamente sus bazas, y las jugaba en una mano eternamente ganadora. No había duda de que esa chica sabia conquistar...
Piensas que puedes hacerlo, que vas a intentarlo, que alomejor esta vez es diferente. Quieres construir un pequeño muro que te proteja para que nunca te alcance. Intenta protegerte una vez más para que no te agarre, aunque tú mismo ya no lo esperas aunque lo intentas.
No te engañes no dependes de un muro para protegerte, dependes de ti. Mírala a los ojos, aférrate a esa mirada y se fuerte para que no te derrumbe como a aquel muro que ya cayó una y otra vez.
Aunque sigas pensando que puede ser aquello que una vez pensaste, pero recuerda que no depende solamente de ti para ser feliz. Descubre aquello que esa mirada esconda para protegerte o quizás para ser feliz.
Hoy resbalo en decisiones y descansos.
Y en contra de mi habitual escapismo, ofrezco unos minutos de divagación aquí y no en cualquier paso donde nadie me respira ni me dedica dos giros.
Si segmentase mis decisiones, sería como moverme a oscuras entre meditaciones tardías y planificaciones erradas. Decisiones y causalidad. Imposición y libre albedrío. Avance por empuje, retroceso por desastre. Tan sólo el resultado de abrir más puertas que accesos encajados. Porque por probabilidad. Y porque por causalidad, a más puertas, mayor resistencia al sometimiento. Porque hay tiempo.
Huída como destreza. Escapismo como estilo de vida. Pero frenas en seco. Y te atraganta el resultado. Te golpea. Traspasar puertas te cambia. Te consume o te agranda. Remordimiento y error. Euforia y desgaste.
Apostando todo. Esta suma es la que te encaja las costillas. Y te dice que debes dejar de patearte cada puerta que encuentras, y mirar donde te dijeron que jamás debías.
Centrarse en mover los dedos y los labios. Y cerrar un poco los ojos. No frenar. No continuar. Desmontar tu inercia. Susurrarme que somos jóvenes y magníficos. Mirar al frente. Clavar las rodillas. Frenar por un rato. Y rascarme el tiempo de encima.
Hasta que se sequen mis costillas.
Sus ojos se abrieron.
De pronto, acostado sobre una -¿su?- cochambrosa cama, comenzó a vislumbrar la habitación en la que se hallaba -¿su habitación?-. Pero no se demoró: de manera casi fugaz, su vista se fijó en un único objeto, como si nada más existiera. Sus pupilas se dilataron y sus manos temblaban violentamente, mientras dos sutiles gotas de sudor recorrían su cara.
Tan rápido como comenzó el terror que le inundaba, cesó. No era que él estuviese menos aterrorizado; simplemente el terror no existía. Nada existía. Sólo aquella pequeña caja de madera con remates de hierro oxidado.
Sin apartar la vista, pestañeó. Perezosamente, se levantó de aquella cama, puso un pie en el suelo, y luego el otro. Volvió a pestañear. Comenzó a andar hacia la mesa donde estaba apoyada, todavía sin quitarle la vista de encima, y se sentó en la silla que estaba al lado, puesta religiosamente en frente de la extraña caja. Pestañeó una vez más.
Sus manos tocaron cada esquina, cada rincón habido y por haber del humilde recipiente. El movimiento dibujaba un sentimiento de miedo, otro de odio y otro de necesidad en el aire. Pestañeó por cuarta vez, y colocó su pulgar debajo del cierre, del cuál tiró, dejando abierto el recipiente.
Pestañeó una última vez antes de abrir la caja con esa misma mano. Y luego, alzó la vista adentro. En el cofre no había nada, sólo la misma tenue y frágil luz de las estrellas que entraba en la habitación por los dos ventanucos que la adornaban...
... pero no volvió a pestañear. El todo habido y por haber se hallaba ahí dentro. Y no existía nada más. Ni tan siquiera él.
Sus ojos se abrieron.
Vuelve a estar en cama, y a tener delante aquella caja, cerrada. Su mirada sólo estaba dirigida a un sitio, sus pestañeos estaban contados, pero para él no significaban nada.
Sólo existía la caja. Nunca hubo, ni nunca habrá, nada más.
La noche se extendia opaca y solemne sobre la ciudad de Madrid en degradados sutiles de grises oscuros y azules pardos. El ambiente, apetecible y calido, hacia agradable el estar. Las farolas pintaban de ocre marchito las aceras y fachadas, y salpicaban en reflejos abstractos a los espontaneos coches que pasaban. Los edificios cortaban el horizonte con formas angulosas y estudiadas, pintando luces sueltas y aleatorias en la imagen.
La ciudad bailaba entre penumbras discontinuas que contaban historias mudas. La gente les daba voz, el ambiente ponia de forma conveniente el marco adecuado para contarlas, y el humo del cigarro se fundia sinuosamente con el aire casi queriendo decir algo mistico.
Habia tanto romanticismo escondido detras de la belleza de la noche de Madrid que era facil pasarlo por alto. Quizas fueran pocos los ojos que llegasen a ver el espectaculo de pirotecnia urbana que se desplegaba delante de todos nosotros.
Y mientras paseaba por una calle sin nombre ni importancia, como tantas otras, desgranando detalles ofensivamente unicos y especiales en cada rincon, pense lo maravilloso que seria hacer al mundo apreciar lo extraordinario. Que todos pudiesen ver mas alla.
Fue entonces cuando crei entender la esencia y magia de lo atipico y esencial.
Buenas, me estreno en este hilo subiendo un cursi-poema que escribí hace dos días. Suelo escribir para mí, pero hoy me apetecía compartirlo. He leído algunos textos que posteáis, y la mayoría son muy buenos.
Voraz pensamiento por mi cabeza flotando,
el vislumbrante deseo de haber amado,
caminas entre lágrimas, navegas sobre barro,
y una gota de sudor por mi mente reflejando,
que nuevamente empecé a recordar el pasado.
La oscuridad absoluta irradia fortuna,
la belleza desterrada provoca desengaño,
una pálida silueta eyacula locura,
al inmenso amanecer en las noches de verano.
¡Adiós desgracia, adiós al llanto!
que en las solemnes tardes de lluvia
por tu pelo mojado,
nadan razonamientos a la misma altura,
diciendo: "Mi amor, estoy aquí y estaré siempre a tu lado".
Y si el frío que se cuela por mis huesos se colara por mi alma, tendría por dentro un mundo de hielo similar al polo norte con montañas de nieve por las que deslizarse.
Daría las puestas de sol mas bonitas del mundo para calentar a todos los animales que se atreviesen a entrar en mi interior.
Y por las noches cuando el frío casi cortara las manos, los pies y los labios, crearía una hoguera de caricias pérdidas por los muslos de la loba o el lobo más triste que hubiera dentro de mi,
Esa noche.
TOC
Mujer cadáver, mármolea buscase un espacio aséptico en su castillo de hierro. Tú.
Aléjese de sus congéneres, más no seas más su cobaya humana, su sierva, su humana servil, su puta, su mula, su muñeca de lana y trapo, su cosa.
No.
La nausea permanente. Los pulmones filtran su aire contaminado, respira e inspira petroleo y gasolina, intestinos cosidos con filo hilo de plata fina y aguja estéril.
Zapatos de cristal y de tacón alto. Cipreses de hoja caduca le dan la mano cuando el sol cae, le ayudan a escapar del frío de la noche húmeda. Jabón de romero, hierba tomillo y de Marsella. Yodo y alcohol dietilico. Montañas de barro; cielos espumosos de algodón americano, soles verdes y mares de salitre y espuma limón que terminan en la muerte del horizonte.
Luciérnagas llenas de ciudad
Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía...
MIGUEL DE UNAMUNO
En los párpados encinas
dibujan amaneceres, en sus sombras
se extienden campos
(de neumáticos viejos).
Sincero crepúsculo anunciado por zumbidos
moradores de intensos colores; fuera
el aire enrarecido (en chimeneas)
se esparce. Envenena.
Se mezclan y encadenan
(entre los muros) árboles, luciérnagas
llenas de ciudad.
Pájaros nunca vistos que despegan,
y la luminiscencia (del asfalto)
devuelve su verdad.
Se hunde en tu garganta la bala que he lanzado desde mi pistola, justo en el punto donde quería. Quise buscar el corazón cuando planeé tu muerte, pero con el tiempo me di cuenta que ni siquiera lo tenías.
No te quise matar por ser veloz, audaz, estúpido o benevolente, te quise matar por ser simplemente, un humano.
Por volar en avión sin llevar equipaje, por violar la atención de mis pesadillas, por correr por la calle huyendo de la policia, por robar para pagar el alquiler, por enseñarme las nubes aunque todo estuviera despejado, por enseñarme a odiar.
Nunca fuimos uno por que era demasiado. Rescatábamos los recuerdos que un día lanzamos al mar y ya eran náufragos, llamamos a esos días con nombres de filósofos que se habían suicidado y miramos las olas sabiendo que nunca seríamos el ave salvaje que se lanzaba al mar a pescar, en este caso, nuestras vivencias.
Pero tenía que matarte, imaginé mil veces el cuchillo traspasando tu piel, todo llenándose de sangre, chorreando, el suelo brilla, te reflejas, huele a hierro, a mar salado, a gasolina, a hierbas muertas calcinadas, huele como a tiempo, a distancia, a carretera recién asfaltada, con esa sensación al principio de que algo cuesta, no entra a la primera, tienes que esperar, es como que la piel se resiste, lucha por contener el refugio del metal, el dolor, la tragedia. Te hablo de un segundo y lo sabes, por qué tu también has rajado.
Clavar un cuchillo con miedo es parecido a cuando te dan o das por el culo, cuesta mucho al principio pero de repente te gusta, sientes como entra, como la sensación es entre más placentera y más dolorosa, como se desliza, todo va según lo previsto. De repente gozas. A veces por el miedo, otras por notar como se te encoge el alma, pero ahí estás, gozando.
Por eso pensé en rajarte, para disfrutar del momento tan bonito que podía ser pensar en darte por el culo como tú me habías dado desde que cruzamos por primera vez nuestras miradas.
Pero al final te metí un tiro,
por que a ti siempre te gusto meterte,
y quería que la bala se colara en tu garganta como un día se colo mi nombre,
y murieras rápido,
como nuestra historia.
Las tres. Una noche húmeda. Tres o cuatro personas en una parada de autobús. Las calles mojadas y casi vacías creaban un espectáculo fascinante de reflejos de luces en el suelo... Hacía frío, pero me encontraba a gusto dentro de mi chaqueta larga, con las manos metidas en los bolsillos. Una parte de mí deseaba llegar a casa y echarse a dormir, pero otra quería quedarse un rato más a disfrutar del silencio y el frescor nocturnos. Después de unos minutos de espera, reflexiones y sensaciones, mis compañeros de parada giraron al mismo tiempo sus cabezas, y yo no fui menos que ellos. Por la esquina apareció una gran ave agitando sus alas a ras del suelo, con grandes ojos anaranjados y la cara achatada. Sobre sus pardas plumas había acomodadas unas cuantas personas: algunas charlando, otras durmiendo, otras observando o pensando... El animal paró justo enfrente de mí y, mirándome con serenidad, me alzó con una de sus alas y me depositó en su lomo. Cuando comenzó a volar, todo lo demás se desvaneció. Sólo fui capaz de sentir que me acercaba a mi hogar, mecido por el vaivén del vuelo, como una madre mece a su bebé antes de depositarle con tierno cuidado en su cuna.
Votadme porfa, que es pa un concurso: https://www.socialtools.me/index.php?action=accessApps&app_id=155064§ion=galeria&user_id=3338356&refresh=1
Gracias de hantevraso
Ya apenas sueño contigo
Parece que fue ayer cuando estabas aquí, el recuerdo de tu presencia aun sigue estando presente en cada rincón de la casa...mas frió, mas oscuro y mas triste, pero incluso ahora si me esfuerzo puedo sentir tu sonrisa o tu perfume en el ambiente... ese olor que me perturba a la par que me satisface.
Muchas veces he lamentado tu marcha, he maldecido a la vida por arrebatarme tu cariño de una forma tan vil y despiadada, he llorado en soledad lagrimas de puro odio y dolor desconsolado...pensamientos autodestructivos que llamaban a mi mente un día tras otro, ahogándome en algo de lo que creí que jamas podría escapar, como sentir el frió del cuchillo cada vez mas cerca de mi garganta y darme cuenta de que es mi propia mano la que lo esta empujando.
Se que sabes a que me refiero, pues soy consciente de que tu también lo sentiste en mas de una ocasión en tu vida, ese sentimiento de soledad que te crea un nudo en el alma y que aunque suene contradictorio ninguna compañía puede aliviar. El lado mas oscuro, el dolor que a la par que te mata te engancha y te hace dependiente a el...te soñé cada noche, moría por dentro, pero anhelaba volverlo a hacer a la noche siguiente. Se que mi dolor es ínfimo al lado de lo que tu sentiste, espero que ahora estés en un lugar mucho mejor que esta mentira tan real que un día luchamos juntos.
Ya pasó un tiempo de todo aquello, hoy se cumplen 3 años, ya apenas sueño contigo, y por fin conseguí que cuando apareces en mi mente se dibuje una sonrisa en mi cara. No te equivoques, no te olvido, tu ausencia me sigue doliendo cada día, pero supongo que me volví tolerante al dolor, soy consciente de que tu herida me acompañará hasta el fin de mis días.
Aun así muchas veces pienso que ojala pudiera retroceder atrás, para poder decirte algo que creo que te dije mucho menos de lo que debería, esas palabras que se que tu sabias pero que me hubiera gustado demostrarte mas...y es que muchas veces a las personas nos cuesta expresarnos o incluso hacemos daño a quien mas amamos, solo con tu marcha comprendí que nunca nadie podría ocupar tu vació, que pase lo que pase en mi vida jamas encontrare algo que me de lo que fuiste capaz de darme tu, incondicionalmente...daba igual cualquier circunstancia, ahora ya es tarde, pero estés donde estés, quiero que lo sepas...te quiero mama.
El sueño de nacer
Un rayo de luz me deslumbra, sin embargo, siento frío. ¡Qué "agustito" estaba hace 20 segundos, y qué mal lo estoy pasando ahora!. ¿Qué ocurre?, ¿dónde me encuentro?. Noto como me tocan, ¡qué coño!, para ser certeros, me maltratan. Ante la situación, no se me ocurre otra cosa que llorar. Y, ¡joder!, te aseguro que tu también llorarías.
Por fin consigo ver algo, y la verdad, lo que veo no me agrada. Trato de pellizcarme para ver si es una pesadilla, pero algo con mucha fuerza me agarra los brazos. Continúo dando berridos, aunque ya parece que me tratan con más delicadeza. Sí, ahora me siento mejor, como en casa. El frío y la sequedad del ambiente se mantiene igual. Dejo de llorar, ya nada me lo impide.
Ansioso por descubrir donde me encuentro, alargo la vista, cosa que nunca había hecho, y me encuentro con algo que sin saber lo que es, me resulta bello. No consigo evitar sonreirle. Entonces, el ser me rodea con sus largas tenazas y me acerca a su pecho, me mima, me besa en la frente y, aunque no entiendo que me dice, os aseguro que lo hace en un tono muy tierno y sosegado. Ahora sí que vuelvo a sentirme como en casa. Vuelve el calor, noto cómo un escalofrío recorre toda mi espalda para terminar en la cabeza, de la cual soy capaz de notar hasta los pelos.
Pero... ¿qué pasa ahora?, ¿cómo vuelvo a casa?. Supongo que para descubrirlo tendré que quedarme un tiempo por aquí...
#596 Podrías postearlo en el hilo de madres (y padres) de MV porque lo siguen las embarazadas y seguro que les anima, igual que a las que ya hemos sido madres. Por cierto, me darías permiso para mandarlo a la Asociación de Maternidad y Crianza de la que formo parte???
#595 El tuyo es tristemente otra visión de la relación madre-hij@, aunque para tristeza, más que la horfandad, la de la pérdida de tu descendencia, es tan horrible que ni tiene nombre que la defina!
Por fin he podido escapar, el aire mueve las hojas de los arboles al compás de mis lagrimas, parece que gritan en lo lejano del monte, cayendo despacio sobre mi cuerpo desnudo, rajandolo con timidez mientras se mezclan con mi llanto, casi parecen contentas las hojas marrones ya marchitadas por el cambio de estación, me miran desde el suelo acomodadas en un gran bulto color mierda que pide a gritos volver a tener un color que incite a la vida.
Me pongo sobre ellas, dejo que me rodeen, me hundo en el conjunto y huele a tierra, lloro desgarrada, casi notando como me agarran de los pies unas raíces para pedirme por favor que siga regando esas hojas tristes, casi siento necesidad de gritar cuando me arrastran fuerte hacia la tierra seca, sin querer dejarme escapar, aquí esta otra vez la naturaleza mostrándome su nombre y pidiéndome en susurros con el viento que no me marche y me entregue a ella, que me quede para siempre anclada en la tierra, como siempre quise que un humano me tratara, pero siempre recibí algo parecido al aire que hace que tus ojos se irriten y sientas aún mas ganas de llorar.
Puedo ver entre los arboles un montón de ojos pequeños deslumbrando como farolas la oscuridad, pero ellos no son artificiales , son reales, me observan, me huelen, no saben si soy una presa, pero quieren cazarme, entran corriendo en manada y veo un montón de bellas imágenes, saltan las bestias salvajes con sus garras encima de las hojas que me mecían y arrancan con sus dientes afilados las ramas que me sujetan a la tierra, escucho gruñidos y solo la luna me muestra de vez en cuando un trozo de las bestias que quieren capturarme, siento como las raíces de mis pies se rompen, como (no se si por equivocación o con intención concreta) las bestias me arrancan también partes de mi piel, siento que la carne de mis piernas se desgarra y cada vez todo huele mejor, se mezcla el olor a tierra, a hojas mojadas con mis lagrimas, a romero que se asoma tras una roca, a bestia sucia y mojada y ese olor a mar que se esconde detrás de las montañas, lejos del bosque.
La lucha sigue y las plantas luchan por llevarme con ellas, por anclarme para siempre a un lugar del que no pueda huir si no me tala un humano que añora calentarse con la leña, pero las bestias, feroces y astutas consiguen rescatarme de la horrible y cansada tranquilidad de ser un árbol, comida a mordiscos siento como mi cuerpo se transforma y mis uñas son pezuñas y mi pelo negro es ahora un abrigo de pelaje áspero, se acabo lo de ser suave, ya no me siento débil.
Todo se sucede tan hermoso, de repente corro con mis reflejos extraordinarios y nada me da miedo, soy libre, el mundo es para mi y solo unos pocos se atreveran a buscarme para arrancarme la piel para un abrigo, unos pocos que despellejare hasta llenar ni boca de sabrosa carne humana.
Ahora soy una loba salvaje perdida en un monte extenso y solo para mi, donde nada puede pararme, donde por fin puedo ser libre, donde por fin puedo vivir, lejos de toda la codicia, la desesperación y la rabia, lejos de las palabras vacías que encierran mentiras, lejos de los derrapes de los coches y el sonido de los camiones, y sobretodo lejos de mi.
Me atrevo a pensar, entre inocente y despiadada que por fin la madre tierra me ha brindado una oportunidad: me da el derecho y el sueño de conocer la libertad.