Me gustaría aprovechar el tema en sí para hacer una pregunta con el máximo ánimo constructivo, pienso que es el sitio más apropiado para plantearla, y más cuando se están barajando términos de ética y moralidad -de hecho, no se me ocurre un contexto más apropiado que esta-. Concretamente, mis dudas surgen de una parte del libro de Rothbard de "La Ética de la Libertad" -adjunto el párrafo para ilustrarlo-.
"Ahora bien, si un padre tiene el derecho de poseer a su hijo -en el marco de la no-agresión y el derecho a que éste pueda desertar de él-, consecuentemente podrá también transferirle esa propiedad a cualquier otra persona. Podría darlo en adopción, o podría vender los derechos del niño en un contrato voluntario. Así pues, una sociedad completamente libre tendrá un potencial y enorme mercado libre de niños. Superficialmente, esto suena monstruoso e inhmano. Sin embargo, una aproximación mejor podrá revelar el humanismo superior de dicho mercado.
Actualmente hay ya un mercado de niños, pero el gobierno prohibe la venta de niños al precio que les correspondería, y los padres únicamente pueden darlos en adopción sin ningún tipo de remuneración. Esto significa que ahora ya hay un mercado de niños, pero el gobierno impone el precio máximo de cero, y reduce el mercado a unas cuantas agencias monopolísticas privilegiadas. El resultado ha sido el típico mercado en el que el precio de la mercancía es mantenido por el Estado a un precio muy inferior del dictado por el libre mercado -llegando así a una enorme "escasez" de la mercancía-. La demanda de los bebés y los niños suele ser mucho mayor que la oferta, y por tanto vemos tragedias cotidianas de adultos a los que se les niega la alegría de adoptar niños por tiránicas agencias de adopción. Consecuentemente, encontramos una gran demanda insatisfecha por adultos y parejas para niños, junto con un gran número de excedente y bebés no deseados, que son descuidados o maltratados por sus padres.
Permitiendo un mercado libre de niños se podría eliminar este desequilibrio, y permitiría la separación de los niños respecto de los padres a los que no les gustan o no les preocupan sus hijos, y que esos se asignaran a gente que desea profundamente a esos niños. Todos los involucrados, los padres naturales, los niños, y los padres adoptivos que han comprado al niño estarían mucho mejor en este tipo de sociedad."
Dejando de lado que Rorthbard dedica unas cuantas páginas anteriores al derecho de los padres a dejar morir de inanición a sus hijos no deseados, y que estamos hablando de comerciar sin matices con seres humanos -en un tipo de mercado que recuerda bastante al de las sociedades esclavistas, y que sintiéndolo mucho, no puedo imaginar sin temblar de indignación y rabia ante tal mercantilización completa del ser-, mis dudas son -siento usar términos productivistas, pero me parecen muy idóneos dado que Rothbard convierte a los bebés en una simple mercancía más con la cual comerciar-.
¿Por qué los nuevos propietarios de la mercancía le darán un mejor uso que sus propietarios anteriores? ¿Quién asegura que los auténticos deseos de los nuevos padres adoptivos respecto a sus flamantes mercancías juveniles no sean la experimentación, la obtención de sus órganos, o el simple folleteo con bebés? -dado que hay muchas menos constricciones morales si no son hijos suyos, y uno puede adquirirlos sin medida en un mercado completamente libre. ¿Y unos padres que sí desean a su hijo, pero viven sometidos en la pobreza más infame y no tuvieran otro recurso que vendérselo, en qué sentido podría ser un beneficio para el hijo pasar a manos de un propietario más adinerado, que le destinara al trabajo esclavista en su casa, en su burdel o en su fábrica? -al fin y al cabo, es el poseedor de la mercancía-.