Año 2013. Último año de universidad. Vivo yo sólo en un piso, en una de las mejores zonas de la ciudad. Estoy aún bastante verde en el tema chicas, aunque ya tenía mucha curiosidad. Recién terminada una relación de poco más de 6 meses, quiero conocer a una chica que conozco desde hace un tiempo. Una chica que me parece perfecta, con la única pega de que tiene novio.
*[Nunca pensé que las relaciones fueran algo sagrado que hubiera que respetar sí o sí (siempre que no sea tu propia relación, claro). Pienso que son las dos personas de la relación las que tienen que hacerlo en primer lugar para, después, poder exigirle al resto que hagan lo mismo.]
La chica en cuestión me da juego, quedamos un par de veces para tomar algo y la veía con interés por mí. Aún no sé lo suficiente, por lo que tardo demasiado en enseñarle los dientes (mostrar mis intenciones de forma muy clara), por lo que mi sensación de "inversión de tiempo" en ella era altísima (y, por tanto, el miedo a echar por tierra todo mi "trabajo"). La suerte (porque no fue gracias a lo bien que yo lo hiciera, os lo aseguro) quiso que un día ella viniera a casa a merendar. Estábamos en el sofá de mi casa, los dos solos. Teníamos toda la tarde de ese día de primavera para nosotros y la seguridad de que nada podría romper esa burbuja si nosotros así lo queríamos. En un momento dado, tras un silencio de un par de segundos mirándonos a la cara, me lancé a darle un beso (error el hecho de "lanzarse a dar un beso", pero bueno).
Ella esboza una sonrisa forzada, me dice "tío, sabes que tengo novio...". Yo decido hacer como que no ha pasado nada. Sigo hablando de lo que estábamos hablando... y así hasta que se terminó la cita. Llegado este punto, ella se fue por su lado y yo por el mío. Hablamos por whatsapp sobre lo que había pasado (ahora mismo lo habría solucionado en persona, claro, pero eran otros tiempos) y me dijo que le parecía un chico estupendo y demás, pero que no podía ser.
Cuando te has pegado horas y horas hablando con una chica, intentando impresionarla, cambiando planes que te apetecen por tal de verla un rato... Intentando ganártela, en definitiva -porque la ves como el premio de la interacción-... Cuando has hecho todos esos esfuerzos, has gastado toda esa energía en intentar llevarte a esa tía al huerto y, finalmente, no has logrado nada, tienes la famosa sensación de haber invertido muchísimo en algo... y, al no salir con lo que querías, una sensación de fracaso enorme.
Después de eso, hablábamos cordialmente (había atracción por parte de ambos y nunca se quiere perder el contacto con alguien que te atrae y con quien hay esa tensión) de vez en cuando para felicitar el cumpleaños, comentar algo sobre alguna foto subida a facebook, y poco más.