¿Cómo va todo gente? He estado de viaje por USA, he estado en NY, Chicago y Detroit entre otros sitios, y tengo que decir que he visto cosas que no creeríais: exuberantes mulatas cuya mezcolanza racial te transportaba a las más lejanas tierras tropicales, sofisticadas asiáticas que ni siquiera su excelso estilo vistiendo era capaz de rivalizar con su delicada belleza, afroamericanas cuyas hiperbólicas curvas producían una sobredosis endógena de testosterona, mujeres rubias y de ojos claros cuya piel despertaría celos en la porcelana. Sin embargo aún no había visto todo...
Fuí con mi familia al barrio de Harlem (NYC) a ver una misa gospel, entramos en la iglesia y nos sentamos en el último banco para no llamar la atención. Pronto me di cuenta que no la podríamos haber llamado ni entrando con panderetas, pues en la otra punta de la iglesia sobresalía una inmensa y llamativa masa blanca. Tenía como poco un metro de ancho, medio metro de largo y otro de alto. De un blanco que resplandecía y mullido, muy mullidos. Jamás ví un pelo afro tan impresionante, ni siquiera podría abrazarlo con mis dos brazos, era inmenso.
Me pasé toda la misa hipnotizado por esa masa blanca eintentando adivinar a qué tipo de persona pertencería. ¿Sería un hombre? ¿Una mujer? ¿Sería alguien del guetto?
Poco antes de que acabara la misa llegó el momento que esperaba: esa persona empezó a andar por el pasillo hacia la salida, pero al estar ésta abarrotada no pude diferenciar nada. Tampoco ayudó que todo el mundo se fuera asomando a su paso.
Como no me iba a quedar con las dudas me despedí de mi familia y salí fuera. Y ahí estaba, de espaldas. Wow. Lo que había debajo de ese exótico pelo afro era una mujer afroamericana de casi 1.80 de alto, cuerpo increíblemente estilizado y tonificado. Llevaba un vestido muy corto negro ceñido que dejaba ver unas piernas tonificadas y suaves, unos impresionantes tacones, y una abrigo de pelo ligeramente oversized que dejaba claro que no se vestía "por casualidad".
Sin embargo seguía sin verle la cara, me acerqué más para rodearla y en ese mismo instante en el que ví que había dos fotógrafos profesionales con ella, le ví la cara y entendí todo.
Su cara, que había estado todo ese tiempo oculta tras esa mullida masa blanca era precisamente lo mejor que tenía, no hacía falta tener muchas luces para comprender que era modelo, y una verdaderamente bella.
Apenas pude parpadear por primera vez cuando ella y su séquito de fotógrafos se fueron... pero su imagen se quedó, vaya si lo hizo.