Todo comenzó tras planear un viernes perfecto. En un principio iría a casa de una amiga para tirármela a media tarde (a ser posible repetidas veces), para después volver a mi pueblo, cenar algo con los colegas e irme por ahí a tomar una caña y echar unos billares.
Iluso de mí, compré una caja de 10 condones. La chica estaba ilusionada porque eran de los adapta XL, lo que para ella significaba que la iba a partir en dos. Pero por desgracia, sus abuelos viven justo encima de su casa, y aunque estaba sola, a su abuelo le dió por bajar a ver qué eran esos ruidos.
Total, que en medio del polvo escuchamos la puerta de la calle y tuvimos que empezar a vestirnos, y lo único que pude coger fueron mis pantalones. Por desgracia me estaba subiendo la primera pernera cuando el viejo entró preguntando. -¡¿pero qué es esto pero qué esto!?-. Y yo, con la minga fuera sólo fuí capaz de decir -lol-.
El abuelo empezó a insultarme y a decir que no volviese por allí, y comenzó a echarle la bronca a su nieta mientras me vestía a toda leche.
Salí por patas y terminé de vestirme en el ascensor (que tuve que parar por los nervios).
Finalmente llegué a mi pueblo, cené con los colegas en un burguer y nos fuimos a tomar unas cañas y a echar un billar. Como estaba un poco hasta la polla de todo pillé la bola 8 y la metí dentro de un condón, con la mala suerte de que un capuyazo la metió justo al instante intentando marcarse otra coña. Por lo que jodimos el puto billar.
Decidimos dejar de jugar, no sin que antes un par de ruanos viniese a preguntarnos "si hibamos a heshar hotrah". Los tíos echaron las monedas y no salía una puta bola, así que decidimos largarnos del local. Como las bolas se quedaban atascadas vino el dueño del local, abrió y vió como una bola dentro de un condón atascaba su máquina y, debido a lo pringoso del tema era imposible sacarlo.
Los rumanos nos señalaron y el dueño vino detrás de nosotros con un mazas a darnos dos hostias por joderle la atracción del garito.
Y lo mejor del tema es que ese tío es mi vecino y hoy no ha parado de llamar a la puerta por la mañana el muy bastardo.
Sólo necesitaba contarlo, quejarme y echar la mierda fuera y esperar a que álguien me aconseje.
RPV: el abuelo de mi amiga nos pilló follando y me cargué el billar del bar de mi vecino atascándolo con un condón.