Hermanos, en este mundo actual, en el que todo está tan confuso y desorientado, las profecías y la Biblia del Anticristo dejan claro el futuro de la raza humana: Caeremos en las garras de nuestro padre y salvador Satán, quien parece que su palabra está triunfando últimamente entre la juventud, salvandonos del sufrimiento y condenación del repugnante mesías que conoceis como Jesucristo, y permitiéndonos disfrutar de los placeres más excesivos y preciosos que puedan existir. Por ello yo, hermanos míos, os insto a luchar y combatir la iglesia católica, apostólica y romana, y cualquier otra religión que vete a nuestro Oh grandioso padre.
¿Qué es la navidad, fechas que vivimos? ¿Qué es más que la repugnante celebración del nacimiento del infame profeta de Dios?
¡Nuestro único profeta y Dios es Satanás! ¡Porque Él, en un intento por proteger a la humanidad del egoísmo y de la castidad impuesta por Dios, ese repugnante embustero, fue EXPULSADO de los cielos, dando así su divina existencia por nosotros! ¡Ahora és el el dueño de un mundo de llamas y fuego purificador, con el que nos insta a vivir placenteramente y sin ningún tipo de regla casta, ya que Él dió sus Alas por nosotros, y nosotros debemos agradecérselo! ¡Cuando la arcana muerte nos toque con su extasiante dedo, nosotros habremos elegido el ser purificados con el fuego del averno y vivir el eterno y excesivo placer de Satán, o, ser condenados a una eternidad de castidad, actos supuestamente puros, y a una vida póstuma basado en el recato y el sacrificio, bajo el yugo de Jesucristo y su padre!
Ya en la mitología griega se identificó a Satán con Prometeo (aunque más tarde se tergiversó todo con la existencia de más dioses. No eran más que la materialización de cada uno de los placeres derivados de Nuestro Señor Tenebroso). Pero, a pesar de ello, éllos incluso llegaron a considerarlo como un Dios al que se debía respetar, y... ¡Mirad la Antigua y Floreciente Grecia!
¡Hermanos, no existimos para vivir así, sino para gozar de los placeres terrenales e incluso divinos!
¡QUE SATÁN OS BENDIGA, HERMANOS!
