#7139 aún diría más: En Libros y Cómics!
#7147 ¿Dar clases de cómo no centrar los textos en word a base de espacios es una manera viable de ganarse la vida? Teniendo en cuenta que hoy en día se utilizan más procesadores con autocorrección ortográfica y que a ambas nos van a hacer caso omiso: no. Onomatopeya de un sueño, no rompiéndose, sino cayendo sobre un enorme montón de trastos inservibles a los cuales tienes un irracional apego sentimental. Plopf. El síndrome de Diógenes en su esplendor, acumular sueños inalcanzables en un lugar de la mente. Alardear de ello, incluso. Guardo sueños desde hace cinco años, mi vida da todo este asco.
¿Cuándo aprenderemos a ser más tolerantes? ¿Cuándo dejarán de crisparnos detalles como la mala ortografía o las uñas mal cortadas? Se le va a encarnar la uña, ¿es que no lo ve? Verdaderamente es su problema, ¿es el nuestro no poder ignorarlo? ¿Hasta que punto es meterse en la vida de alguien que te moleste su manera de escribir en público, es una cuestión de intolerancia?
Haber si quedamos. Esa sensación.
La mala ortografía no es un detalle, hay dos formas de escribir, bien y mal. Y a "mal" no lo consideraría ni forma de escribir, si se escribe, se escribe vien.
#7150 justamente eso iva a decir. Aunque ahora mismo no soy muy apto, en el hilo de Cocina escribí "salsicha" (thx a Moixblau por la indicación xD).
Ya tengo piso en Alemania!
#7152 ves? A eso me refiero justamente! Por qué tiene que subir si dijeron que no subiría? Mienten a los ciudadanos y lo que es peor, se mienten a ellos mismos. ¿Qué tema escogiste, por cierto?
#7151 Y ahora has puesto iva, te perdono porque subió hace poco
Felicidades por el piso, un sitio fijo donde el sitio de beber y el sitio de dormir estén cerca es lo mejor.
Edit: Tengo hasta el 30 para escoger, muy posiblemente Muscle forces
Madrid hoy está en guerra.
#7154 http://www.youtube.com/watch?v=YuRHshyT-yA&feature=player_embedded
El SAMUR confirma que el apaleado hoy por miembros policiales de la UIP ha quedado parapléjico.
Nunca en mi vida había pasado tanto miedo.
#7155 ¿Tú por lo que digo qué deduces? Hoy han sonado bombas, las suyas. No sé si habéis escuchado como suenan las escopetas de bolas, o las stunt grenades, pero hoy una de las mayores y más bellas calles de Madrid era un campo de batalla, y sonaba como tal.
#7153 Al igual lo está todos los días, pero hay guerras más ruidosas que otras.
Ya lo había visto, tendría que haber añadido que también las hay violentas. Es de vergüenza lo que hacen los antidisturbios, pena vivir tan lejos y pena ser tan pobre de no poder ir a Madrid. Fuego, mucho fuego.
¿Has ido? ¿Cómo ha estado la cosa? Si viviera allí hubiera ido de cabeza.
Qué puta vergüenza de país. ¿Cuándo cojones van a sonar bombas?
Ok, ok.
Son "ruidos" necesarios. Aquí porque es una ciudad pequeña y no hay cosas así, pero de estar ahí arriba, donde es un símbolo, esas cosas son realmente necesarias. Pero no sólo hoy, debería haberlas todos los días hasta que lleguemos a una democracia real.
Pero en fin. A ver a qué llega todo esto.
Ole tú por haber ido.
Por ello, había abocetado en mi mente una historia B del planeta, una versión de la verdad que me exculpaba y me permitía seguir formando parte del sistema: mi propio simulacro.
En él, nada existía a excepción del sexo y del deseo. Los políticos, encorbatados y diligentes, no vivían desvelados por los problemas que nos afectaban a todos, sino que, cuando daban el discurso más importante de su vida, crucial para Occidente, sólo tenían en mente las piernas de algunas periodistas de la primera fila, los músculos de los fotógrafos, y el recordatorio personal de hacer que alguno de sus factótums le consiguiera una cita con la joven, o el joven, o los dos. Los empresarios y los banqueros, amasadores de fortunas colosales, durísimos negociantes en las mesas más largas del planeta, se comportaban como niños obedientes ante su zorrita predilecta, que los humillaba, rebajaba, descendía hasta el puesto de bedel en la mayor empresa del mundo: la banca del sexo.
Cuando veía la televisión, me imaginaba al presentador del telediario, o a la presentadora, repicando mecánicamente el texto noticiable al tiempo que en su cabeza resonaban secretamente los gemidos del polvo que acababa de echar entre bastidores. Me imaginaba esto especialmente cuando el locutor hablaba de crímenes o deportes.
Del mismo modo, todo el negocio de la cultura lo interpretaba como la arborescencia de la sexualidad, y gozaba infinitamente al comprobar cómo el director de la película era siempre el marido de la protagonista, y cómo cambiaba de protagonista cuando la protagonista habitual de su filmografía descubría su aventura con una nueva actriz, jovial e inédita. En los periódicos (notaba yo), los periodistas entrevistaban siempre a gente que se habían follado, o que se querían follar; los críticos ensalzaban obras de autores con los que compartían coca y coitos; los gerentes contrataban sólo amantes o nueras, yernos; los columnistas exigían foto de su cara para atraer la libido de los lectores; el impresor sólo empleaba mozalbetes.
Salvar el planeta, cambiar el mundo, en mi simulacro, era la zafia tapadera de una nueva Sodoma, de una Babilonia resurrecta. El turismo sexual no estaba muy lejos del turismo solidario, salvo por el hecho de que los turistas del primer rango pagaban por sus placeres. Todas las conferencias mundiales eran la gran cortina de humo de encuentros inolvidables donde voluntarios, cooperantes y activistas de todas las naciones acababan multinacionalmente follando. Uno iba a una mani porque ella también iba, porque también iba él. Otro se encerraba en la facultad junto a decenas de estudiantes porque ella o él no podrían entonces escapárseles. Los abajofirmantes eran los abajojodientes. Todos los líderes eran sexies. Todas las pancartas, pornográficas. Todas las palabras, seducción.
El sexo movía el mundo, lo traqueteaba, en esa cara B del disco del dinero y la solidaridad, en esta interpretación hacia mí del ser humano, una visión hecha para hacerme compañía en mi infernal paraíso del deseo, donde, según el periódico, tan solo estaba.
#7158 La estética de la revolución está bien hasta que meten a un amigo en la cárcel o que a uno que conociste le sacaron un ojo de un pelotazo y te das cuenta de que todo esto para algunos es algo más que las acampadas para follar, drogarse y posar del 15-M.
No sé si iban por ahí los tiros, pero bueno.
#7159 Iban por ahí. Por ahí y por otro lado, y es que yo en las calles de Madrid sólo veo fascismo y odio.
Me corrigieron mi "novela" "La conexión Huelva-Cádiz y su relación con el Parque Nacional de Doñana"
Tengo la nota más alta de la convocatoria, así que para ser la primera mierda que escribo no me puedo quejar
#7162 El proyecto lleva intentando llevarse al cine desde la Transición, pero hay trabas económicas de por medio
#7160 A veces el odio es lo único que queda, no es el mejor motor pero es lo que hay. Existimos personas que queremos transformar radicalmente este mundo pero sin excluir a nadie (ni obligarle tampoco a formar parte de él). Y por esto chocamos muchas veces con nuestros "amigos" comunistas. Sin embargo llega un momento en la vida ideológica (y en la propia vida) de quienes así pensamos que tras múltiples sabotajes, rechazos y coacciones te hartas y dices, ¡a la mierda! Y te das cuenta de que si no van (vais) a dejarnos vivir bajo nuestras normas y siempre vamos a estar bajo sus leyes (las vuestras) por lo menos que el mundo que quede sea una ruina y si no lo podemos disfrutar nosotros, vosotros tampoco. Es odio, sí. Es primitivo, sí. Pero es lo que queda tras los intentos bienintencionados que chocan contra la maquinaria del Estado y quienes le apoyan.
PD: No me refiero a ti estrictamente cuando uso la 2ª persona.
Y he ahí donde nacen los Kaczynski's a los cuales no se les puede reprochar demasiado al menos con respecto a sus ideales.
#7165 Eso te iba a decir, que a mí no te me pongas Gavrilo Princip. Y no, lo siento mucho pero eso no es así. Luego le descerrajas a Franz Ferdinand dos o tres y acabas en una trinchera lleno de barro con los ojos sangrando xq la puta máscara no cubría las orejas.
Vamos, que no me lo vendas como revolucionario, nuevo, es lo que queda. Ese discurso se lleva siglos escuchando ya. ¿Y a dónde conduce? cuéntale a eso a una de las dos millones de familias con todos sus miembros en paro, a ver si les convences.