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Finalmente Bruselas ha abierto un plazo de consultas con los fabricantes para analizar la situación del sector y la creación de una hoja de ruta que asegure su supervivencia
Ola Källenius, presidente de la ACEA y de Mercedes Benz, ha enviado una carta a las autoridades comunitarias de la UE solicitando la apertura de un diálogo sobre los "desafíos sin precedentes" que enfrenta el sector del automóvil europeo. Esta petición surge en un contexto alarmante, marcado por despidos masivos y cierres de fábricas, mientras la transición hacia los coches eléctricos avanza lentamente y las multas por emisiones contaminantes amenazan la viabilidad de algunos fabricantes.
Källenius también ha solicitado una revisión del Pacto Verde para renegociar los plazos de electrificación, señalando que el camino hacia la transición eléctrica parece cada vez más complicado y podría poner en riesgo la existencia de varias marcas. Su carta es una advertencia a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sobre la grave crisis que atraviesa el automóvil europeo y la necesidad de abrir un debate que incluya a todos los actores del sector: marcas, consumidores, estados miembros y agentes sociales.
La Comisión Europea ha respondido a esta solicitud programando un diálogo estratégico para el próximo 30 de enero, donde se reunirán todos los interesados para discutir posibles soluciones a la situación del sector. Este foro abordará temas como la descarbonización, la innovación y las relaciones internacionales del sector, especialmente con Estados Unidos y China.
Sin embargo, hay preocupaciones sobre si la burocracia y la lentitud de Bruselas convertirán estas reuniones en un mero intercambio de opiniones, mientras los fabricantes europeos continúan sufriendo pérdidas significativas y pierden cuota de mercado frente a las marcas chinas, que ya han alcanzado un 10 % en Europa.
A pesar de la situación, es poco probable que la Comisión Europea cambie su postura sobre el coche eléctrico bajo el liderazgo de von der Leyen. No obstante, sí existe la posibilidad de reconsiderar cuestiones sensibles como las prohibiciones sobre motores de combustión, los límites de emisiones y la implementación de un plan de ayudas para facilitar la adopción de coches eléctricos, ofreciendo más incentivos a los consumidores.
La realidad es que, con menos del 20 % de las ventas en Europa siendo electrificadas, a pesar de los esfuerzos de Bruselas, se debe reflexionar sobre si la dirección actual es la correcta. Forzar más la transición sin una estrategia clara podría llevar al sector europeo del automóvil a una crisis aún mayor.