“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos,materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.
Pero no es esto sólo.
Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad parasitaria creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.”
“Marx era el hombre más odiado [...] Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los repulicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él [...].Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él [...] Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.”
Su lápida lleva grabado:
"¡Proletarios de todos los países, uníos!"
Friedrich Engels, 14 de marzo de 1883.