EL ULTIMO DEFENSOR
(Sangre, Dolor Y Miedo en De_Dust)
Soy un miembro de las fuerzas antiterroristas de élite. Estoy entrenado para soportar condiciones extremas, y junto a mi equipo, superar las misiones más arriesgadas... Pero aquel día, descubrí los límites de la guerra y de la desesperanza...
En la enfermería, un doctor me atendía de aquel golpe en la mano derecha:
-Has tenido suerte, hijo, ese culatazo no iba muy fuerte... Un poco mas y te rompe los nudillos, pero por suerte sólo es una fisura, no te impedirá manejar el sub-fusil...
Yo le miraba en silencio, me avergonzaba acudir a la enfermería con una herida tan ridícula, por eso
callaba...
-Con los guantes puestos, no debes temer nada, tan sólo vigílala y no la fuerces, ok?
-Asentí con la cabeza, y abandoné aquel lugar, yendo a encontrarme de frente con el coronel... Me cuadré instintivamente.
-¡Soldado, indique inmediatamente su rango y escuadra!
-¡Teniente Carter, experto en tácticas antiterroristas, señor! ¡Encuadrado dentro del grupo de asalto y defensa rápido aerotransportado nº 5, señor!
-¡Su grupo acaba de salir en misión urgente, soldado, así que ya está perdiendo el culo y yendo a apoyarles o será degradado!
-¡Señor, sí señor!
-Ah, y recoja un arma adecuada..., ¿no pensará acabar con esos terroristas a puñetazos, no?
-¡No, señor!
Obedecí. Aquellos jefes me ponían de los nervios, y no me quedaba más que callar.
En la armería, mientras escogía entre las pocas armas que mis compañeros habían dejado, me ponían al tanto:
-Se trata de una misión de desactivación. Un grupo de extremistas pretende destruir el envío de armas a nuestros aliados, y han tomado nuestro campo base a 12 kilómetros de aquí. Su objetivo es impedir A TODA COSTA que destruyan ese envío. Significaría un conflicto diplomático de primer orden, de acuerdo?
-De acuerdo, pensé. Otra misión más, sin mayor trascendencia de la habitual.
Con mi Mp5 en las manos, me dirigí hacia allí... Llegaba tarde, así pues mi prioridad era establecer contacto con mi equipo.
Tras una larga caminata por el desierto, llegué a nuestra base... El envío num.1 seguía allí.
A mi derecha, una suave pendiente me conducía de camino al lugar donde estaba el envío num.2...
Agarré mi subfusil, y me dirigí hacia allí, mientras encendía la radio en busca de noticias de mis compañeros...
No me dio tiempo. Apenas enfilé la pendiente me encontré a 3 metros escasos del cañón de una Ak-47.
El terrorista que la llevaba parecía más sorprendido que yo, y eso me dio ventaja.
Aferré mi arma como si fuera lo último que haría en mi vida, y me lancé hacia la derecha, comenzando a lanzar ráfagas...
El tiroteo terminó pronto. Una de mis balas le había alcanzado en el cuello, y el terrorista, aún consciente, boqueaba sangre en el suelo, con ojos de sorpresa...
Mierda, -pensé. El ruido de las balas atraerá a esos bastardos sobre mí.. Debo pensar en salvar mi pellejo ahora.
Miré adelante... Una gran puerta, con caminos amplios a derecha e izquierda... Por allí no iba a durar nada, sería un blanco perfecto, así que busqué otra opción...
A mi izquierda se abría un recodo, más oscuro y protegido, y por allí me encaminé.
Mientras me dirigía allí, vi de reojo aquella mochila, en la que seguramente aquel terrorista llevaba el c4 destinado a volar el envío.
Eso me recordó que debía pedir apoyo por radio a mi equipo... Pero pronto descubrí que no serviría.
Ninguno de mis compañeros daba señal.. Eso me convertía en el último. EL ÚLTIMO.
De pronto me sentí cansado. Aquel polvo, aquella presión, esa falta de esperanza...
Pero debía seguir luchando.
Allí, en un recodo del camino reconocí a mi capitán. El viejo Danco... Había muerto, aferrando aún con sus manos su fiel M3. Al menos, comprobé, tuvo tiempo de sacar las tripas a uno de esos cabrones de un certero perdigonazo. Aquel cadáver tenía cerca una arma, una M4A1 silenciada, me vendría muy bien...
Me hice con ella y con unos cuantos cargadores, y afronté mas seguro el último recodo del camino.
Alcancé a ver un túnel, con un paso superior y una parte inferior oscura, y no tuve tiempo de más, porque distinguí claramente el brillo acerado del cañón de un rifle. Unas cajas me dieron algo de protección mientras el sonido de la bala desgarraba el aire... !!BAAAAAANG!!
-Una AWP... joder.-Mascullé. De espaldas al sniper, pude ver el tremendo agujero que la terrible munición de la AWP había hecho en la pared. Si eso lo hacía con la roca, que no sería capaz de hacer con mi cabeza.
Armé mi rifle silenciado y miré hacia aquella puerta por la que no quise pasar, y supe que esa decisión seguramente me había salvado la vida. Uno de mis enemigos estaba mirando los cadáveres allí apilados, seguramente en busca de un arma mejor... Fríamente, como tantas veces había hecho, hice puntería, y le lancé una ráfaga corta... Cayó sin saber de donde venían las balas, pero me di cuenta de mi error, pues una vez caído el cuerpo, otro de esos desgraciados salió como un rayo, probablemente de una puerta que yo no podía ver, y armó su vieja AK contra mí. Estaba atrapado. Detrás de mi el maldito sniper, y enfrente aquel rifle cuyas balas venían ya buscándome con muy malas intenciones, así que salí a la desesperada.
Lancé unas 4 balas contra él, y me dio la impresión de que al menos acerté con una de ellas. En cuanto al francotirador, su inevitable disparo me había zurreado entre las orejas, pero no consiguió acertarme.
Retrocedí, y tomé aire, mientras cargaba mi arma. Estaba en un pasillo oscuro y techado, que conducía al
lugar de donde yo había llegado, lo cual significaba que estaba despejado. Allí no había podido llegar nadie.
Afirmé mi posición en una esquina, y agucé el oído, buscando escuchar las pisadas de mi enemigo para salir en una maniobra, si bien efectiva por inesperada, también peligrosa.
Con tan sólo girar a mi derecha, podía hacer fuego por el camino que supuse tomaría, y si decidía encaminarse a mi antiguo parapeto, también debería pasar por allí para hacerme frente.
Aproveché aquellos segundos para echar cuentas... Yo había eliminado a dos, el capitán a otro, allí donde acabé con el segundo, me pareció ver otro cadáver, eso hacía cuatro... Más el sniper y el que seguía vivo,
sumaban seis; en mi equipo había 7 miembros, contándome a mi, y tomé como base una fuerza enemiga igual. Eso me dejaba a solas contra tres enemigos bien entrenados. Suponiendo que no fueran más, claro...
Respiré hondo. ¿Qué demonios hacía aquel maldito terrorista? Ya debería haberle oído, había algo que no iba bien. Y de pronto lo supe. La maldita mochila con el C4. Aquel capullo la habría visto, y la habría
recogido en silencio para ir a volar el envío num.2, olvidándose de mí.
Traté de mantener mi sangre fría. Fui en silencio hasta el camino de entrada por donde llegué, y desde allí pude ver aquella pendiente, y al fondo, la puerta. Al lado del cadáver del terrorista debería estar la mochila...
Pero no estaba. Aquello me obligaba a mover el culo de allí, si no quería que esos cabrones cumplieran con su objetivo. Aunque eso no me importaba en absoluto. A esas alturas, yo sólo esperaba morir, con la cabeza bien alta y llevándome por delante al mayor número de esos hijos de puta que pudiera. Cumplir con mi misión se me antojaba ya difícil, por no decir imposible, pero seguía actuando como lo que era. Un profesional. Y como tal me decidí a salir de allí, aunque fuera por esa puerta que me daba tan mal karma.
Me pegué a la pared de la izquierda, una vez pasada la puerta, y vi el lugar donde cayó mi enemigo... Dos cadáveres terroristas y un compañero... me pasé a la pared derecha, al no ver ni oír nada por allí.
Una rampa más acentuada me conduciría hacia el túnel donde se hallaba el sniper, o más bien donde le vi por última vez. Aquel desgraciado había echo bien su trabajo.. Uno, dos, tres cadáveres de mis antiguos compañeros y amigos yacían allí, cada uno de ellos con una bala incrustada en la frente, que la tremenda fuerza del rifle de mi “amigo” había prácticamente desmontado... Miré con cuidado hacia la posición desde la que abrió fuego hacia mí. No estaba allí. Estudié mi posición. Encima de mi cabeza, en aquel paso superior, mis compañeros habían descerrajado sus cargadores. Eso significaba que por allí había salido alguien, y por allí iba a entrar yo. Tomé de manos de mis colegas una Steyr Aug, más discreta y eficaz a largas distancias que sus Ak-47, y con la que quizás podría hacer frente al francotirador. Subí con cautela la rampa, y me dirigí pegado a una pared hacia aquel paso elevado.
Tras tomar una esquina, vi una puerta... Ese era mi camino. Avancé muy despacio, y asomé el cañón de mi rifle por la oscura abertura. Desde allí podía ver a lo lejos las cajas del envío num.2, y lo que era mejor aún:
Mis dos enemigos iban hacia allí... El que tuvo la “suerte” de ir detrás fue mi amigo el sniper, así que me tomé cumplida venganza, llenándole el cuerpo de balas, que ladraban furiosas hasta encontrar un hueco en su carne en el que alojarse... El segundo no se molestó en abrir fuego, fue corriendo a colocar el c4, y a protegerlo con su vida. Estos extremistas eran así, ignoraban la vida de sus compañeros, incluso la suya, con tal de cumplir su objetivo... Por eso resultaban tan peligrosos.
Ahora el tiempo corría para mí, avancé por ese pasillo oscuro, cubriéndome en cada caja, hasta que tuve que elegir por donde lanzar mi ataque: Todo recto, por donde él había llegado a su objetivo, o bien a mi derecha, por un portón de madera ligeramente entornado, sobre el cual mi enemigo tendría mas ángulo de tiro.
Tomé una decisión improvisada, y arranqué la anilla de mi granada de humo, arrojándola en la salida por la que el terrorista huyó, y hice lo propio con un flashbang, que arrojé por el portón. Crucé corriendo la nube de humo que había creado en la otra puerta y apoyé mi espalda en un pequeño muro, mientras escudriñaba, agachado, en busca de mi enemigo... aproveché su probable estado de ceguera para arrojarle mi última esperanza: Mi He, la granada que sólo usaba en casos desesperados: La lancé al azar, y alguna esquirla de metralla le debió llegar, porque comenzó a disparar sobre el portón, imaginando mi posición allí, seguramente.
Reconocí su arma por el sonido: una Sg552, muy efectiva...
Vi que si me ponía de pie podría hacer fuego sobre el lugar al que había lanzado mi granada, aunque solo viera de medio metro para arriba. Me puse de pie, y subí unos pequeños escalones en silencio...
Y le vi. Llevaba su arma en la mano, refugiado tras una caja y apoyado en un pared, comprobé que ellos también tenían miedo: Le temblaba el pulso. Aunque la verdad es que el sonido del c4 mientras estaba armado ponía nervioso a cualquiera: cada vez iba más rápido, y cada vez te quedaba menos tiempo para huir o desactivarla, según lo que quisieras hacer...
Me di cuenta que el miedo no se lo daba yo, se lo daban los intermitentes pitidos del detonador del c4, que tenía a su espalda... Bien, tenía que acabar rápido. Y vaya si lo hice. De un salto superé aquel pequeño muro, yendo a caer justo enfrente suyo, mientras mi arma comenzaba a vomitar una bala tras otra, hasta que aquel desgraciado cayó muerto. Había conseguido darme, el muy cerdo...
Mi hombro manaba sangre, haciendo mis movimientos más torpes y lentos.
Me dirigí como puede hacia la bomba...
Comencé a desactivarla.
PIP...
Mis dedos iban torpes, toqueteando las teclas que los desactivarían...
PIP...
El sudor comenzaba ya a asomar en mi frente, mientras dejaba mi arma, con apenas 5 balas ya en el cargador, a un lado para poder trabajar mejor...
PIP...
¿Me daría tiempo?
PIP...
Joder, iba cada vez más rápido
PIP...
Me pareció oír un ruido en aquel pasillo por el que yo llegué, pero seguí atento a la desactivación...
PIP... PIP...PIP...PIP
Mierda, si que oía algo... eran pasos.
Era un enemigo, eso estaba claro, y estaría allí antes de que pudiera desactivarla. Y si lo dejaba y le hacía frente, no podría desactivarla después, necesitaría mas tiempo...
Me di prisa con aquello, a ver si podía terminar...
Pero los pasos estaban ya allí.
Así que si había que morir, moriría matando... Agarré mi arma y aparecí de improviso ante él, disparando mis 5 balas... tras vaciar el cargador, me oculté tras una caja.
Le había dado. Pero no lo bastante. Saqué mi fiel Desert Eagle, y abandoné este escondite también, vaciando mis 7 balas sobre una de las cajas que vi, con la esperanza de que se hubiera ocultado tras una de ellas.
Tuve suerte... Había muerto.
Arrojé mi Eagle al suelo, dispuesto a morir...
Y en la parte interior del portón vi a mi último compañero...
Era mi mejor amigo allí.
La semana pasada celebramos su cumpleaños en la base...
Lo recordaba, porque el capitán Danco le había regalado un kit de desactivación.-Por lo que pudiera pasar, decía...
!!!UN kit de desactivación!!!
Era mi última esperanza... Corrí hacia el como nunca había corrido, le registré y alli estaba... Con esto, aún había oportunidades de sobrevivir..
Volví corriendo hacia el c4... Me tropecé y caí a la arena, justo delante. Sin levantarme comencé mi trabajo, conteniendo la respiración...
Sonó el fatídico último aviso:
PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Y corté un cable. La luz roja se apagó, yo respiré y me dejé caer en la arena.
Lo había logrado...
Y aunque yo era el último defensor, no lo habría logrado sin la ayuda de mis compañeros,
a los que yo sonreía ahora, mirando al cielo azul, abrazado por la arena y el polvo...
Tan sólo dije:
Hemos Ganado.
"Basado en un hecho real"
Nota del autor: "Ningun prO fue herido durante la redaccion de este texto"